El equipo Libélulas Dragon Boat BCS se trajo en los últimos días una medalla desde Asturias a Pontevedra. Compitieron en la segunda edición del Festival Anochecer de Trasona y ganaron en la categoría de relevos, una victoria que, como todos, disfrutaron, pero que, en su caso, no era el objetivo.
Ellas ya habían ganado la primera vez que se subieron al barco. "La medalla la ganamos diariamente", resume su entrenador, Lino Cacabelos Padín, conocido piragüista de O Grove que esta temporada dirige sus entrenamientos semanales. En su tratamiento. Porque, tal y como explica Mari, una de sus integrantes, "aparte de deporte, es una gran terapia".
Una terapia conjunta a la que actualmente asisten Mari, María, Maricarmen, Andrea, Keliña, Lolina, Pili, Pilar. Charo, Isabel, Laia, Ángeles, Nines y Sela. Todas forman parte de este equipo, bautizado Libélulas porque, como el animal, vuelan libres y BCS por Breast Cancer Survivors, supervivientes de cáncer de mama. Tienen o han tenido cáncer de mama y se suben a su dragon boat como parte de su recuperación física y psicológica.
Esa medalla se la han traído de una cita organizada por Asturias Dragón Boat que tiene la particularidad de vivir este deporte de origen asiático al anochecer, una hora poco habitual. Y, aunque regresaron con el oro, lo más importante ha sido la experiencia. "Ahí vas a pasarlo bien, aprendes a remar, conoces personas y te sales un poquito del mundillo de la competición alto nivel", insiste su entrenador.
Con cada entrenamiento, su filosofía es buscar la alegría, "no pensar en tiempos ni en medallas ni leches lo que hay que pensar es venir a entrenar al río con ganas, tomarnos un café, ser felices".
Por eso, para él, este tipo de citas como la de Asturias tienen mucha importancia "porque a estas alturas ellas no tiene nada que demostrar" y lo que precisan es disfrutar en el agua y fuera de ella. Para muchas fue su primera vez, como Mari Alvar, que entró en el equipo en septiembre. Entró "para distraerme la cabeza y estar en forma" y, tanto en los entrenamientos como en Asturias, está "de maravilla".
Y es que estas mujeres se entrenan a nivel físico, pero, cada vez que entran en el gimnasio del Club Naval de Pontevedra o entran en el pantalán para montar en el barco, se entrenan a nivel psicológico. "Me aporta unión, estar con gente que ha pasado lo mismo que yo. Con la emoción del barco, se te olvida todo", explica Pilar Bertolo, que confiesa que, cuando la diagnosticaron en marzo de 2023, "nadie me iba a decir que en 2024 iba a estar navegando por el Lérez".
Les abre la vida a otro mundo y a mucha unión "porque juntas somos más fuertes", destaca otra de sus compañeras, Pili. "Lo que queremos hacer aquí es una piña para arropar a las que por desgracia tienen que subir al barco", completa Pilar.
Todas hacen un llamamiento a mujeres en su misma situación a que se pasen a conocer sus entrenamientos y esta disciplina deportiva. Entrenan los viernes de 18.00 a 20.00 horas y los sábados y los domingos de 11.00 a 13.00 horas.
Su capitana y presidenta, María Isabel Lema Lorenzo, anima a todas a probar. "Para nosotras, vernos en el agua paleando juntas y que podemos hacerlo significa un empuje muy grande".
"Es muy difícil de explicar porque no se sabe lo que se siente hasta que en realidad pasas por los tratamientos y ves que te perjudican muchísimo en cuestiones de fuerzas, psicológicamente… porque las secuelas hacen mella, no solo físicamente, sino psicológicamente", explica la capitana.
Por eso, la unión de la experiencia compartida marca la diferencia. "Nuestra meta es estar juntas y disfrutar juntas. Si luego vienen la medallas, genial, porque motiva, pero lo que queremos es integración y que las compañeras que vengan que se sientan arropadas y que sientan el beneficio".