La virgen de la Peregrina vivió este domingo su día grande y, además, un día de estreno. En la procesión que recorrió las calles de Pontevedra a partir de las nueve de la noche, lució su manto original, ese que lleva 43 años sin poder portar, desde 1973. El manto, de color azul y bordado en oro, había generado gran expectación entre los devotos y finalmente no decepcionó a quienes se agolpaban en las calles del centro durante el recorrido de la procesión.
Este manto original estaba en un precario estado de conservación que impedía que la patrona de la provincia pudiera portarlo en las fiestas, pero un laborioso trabajo de restauración, coordinado por la cofradía del Santo Refugio de la Divina Peregrina, permitió que este domingo volviese a vestir sus mejores galas y, sobre todo, una imagen muy diferente al habitual vestido blanco y dorado que llevaba los últimos años.
El estreno de este manto, que tiene unos 150 años de antigüedad, se produjo en la misa solemne que se celebró en la capilla de A Peregrina y se dio un baño de masas en la procesión de la noche.
A pesar de lo llamativo de la nueva vestimenta, la Virgen compartió protagonismo de la tarde-noche con la vistosa danza gremial de las cintas, una tradición del siglo XVIII que, año tras año, sigue dejando impresionados a los ciudadanos que hacen un círculo alrededor de los bailarines de la agrupación Duos Pontes, que cada año la interpreta.