Las cifras por sí solas ya asustan. El Hospital Montecelo de Pontevedra llegó a vivir un pico de 31 pacientes con covid-19 en unidades de cuidados críticos. Así, como datos fríos, ya ayudan a comprender la gravedad de la situación, una pandemia que obligó a habilitar hasta cuatro unidades distintas del centro hospitalario como UCI. Si al número le añadimos una imagen, el impacto aumenta. Este sábado, por primera vez desde el inicio de la crisis sanitaria, un fotógrafo pudo acudir en régimen de Pool a esta unidad de cuidados intensivos pontevedresa y las imágenes permiten comprender en toda su dimensión la lucha entre la vida y la muerte que se libra a diario entre sus paredes.
Este domingo, Marina Varela Durán, jefa de servicio de Anestesiología y Reanimación del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés y miembro del Comité Clínico de Expertos creado por la Xunta de Galicia, explica en PontevedraViva la dimensión real de la situación.
Las cifras impactan, no se había visto hasta ahora tantos pacientes críticos en el área sanitaria. ¿Cómo estáis viviendo esta tercera ola en la UCI?
Esta tercera ola ha sido mucho más cruda que la primera, ha habido un mayor número de ingresos en las unidades de críticos en toda Galicia y ha habido durante una semana un número de ingreso muy elevado diariamente. En esto momento, ese número de ingresos es menor; ha habido días incluso que no ha habido ingresos, pero todavía ayer tuvimos y ha sido realmente la peor ola a nivel asistencial, tanto a nivel de hospitalización como a nivel de unidades de críticos. Yo soy anestesióloga y trabajo en una unidad de reanimación y estamos acostumbrados el paciente crítico a verlo, a tratarlo, y la verdad es que ha sido realmente duro. Un número de pacientes muy elevado y con una gravedad alguno de ellos, no todos, con extrema gravedad y mucha demanda de cuidados críticos.
Un paciente covid, a mayores de cualquier otro paciente crítico, tiene la exigencia de utilizar el EPI cada vez que se le atiende. ¿Cuáles son las otras particularidades para atenderlos?
Son pacientes que producen una mayor carga de trabajo porque ya no es solo poner el Equipo de Protección Individual, sino que cada vez que tú trabajas con el paciente y luego sales, tienes que cambiarlo. En sí eso es algo técnico. Son pacientes que tienen una gran complejidad porque tienen una extrema gravedad y una afectación pulmonar muy importante, muchos de ellos con una neumonía bilateral. Es una patología que requiere ventilación mecánica en muchos de los casos, pronación, maniobras de reclutamiento alveolar y un manejo muy intenso de la ventilación mecánica. Son pacientes que tienen una oxigenación muy baja y requieren una sedación en algunos casos profunda y un manejo de cuidados críticos muy intenso, tanto a nivel respiratorio como hemodinámica, de sedación, metabólico, su nutrición, neurológico…
El trabajo es ingente…
Es un paciente con una alta demanda y el EPI es algo que uno tiene que poner para protegerse, pero en sí no es lo que más destacaría. Destacaría la gravedad de estos pacientes, la intensidad de los síntomas que tienen y que son pacientes que requieren un cuidado crítico de mucha demanda tanto a nivel médico como de enfermería. La verdad es que es un reto, un paciente complejo. Vamos conociendo más cosas, pero es un número de pacientes muy elevado con una patología grave y que requiere mucha demanda.
Son pacientes que, además, suelen estar mucho tiempo en UCI. ¿Cuál es el tiempo medio de ingreso?
Hay distintos tipos de pacientes. Hay pacientes que ingresan, requieren ventilación mecánica invasiva y en menos de una semana se pueden extubar y se van a planta. Hemos visto pacientes así también en esta ola. Y hay otros que tienen una prolongación mayor de la ventilación mecánica durante más de una semana. No todos los que ingresan requieren el mismo nivel de cuidado.
Se ha asentado la sensación en la ciudadanía de que un porcentaje muy elevado de pacientes que ingresan en UCI fallece, pero estadísticamente no parece ser así. ¿Qué cifras de mortalidad manejáis?
En la anterior ola, la mortalidad que nosotros tuvimos fue de un 13%, pero depende también del número de ingresos que tengas. En países como Italia, que hay número de pacientes más elevado, hubo una mortalidad mayor. En Madrid también en la primera ola. Nosotros en la anterior ola hicimos un registro todas las unidades de críticos de Galicia y la mortalidad era sobre un 15%, pero no hemos hecho todavía en esta ola y puede ser mayor. Hay un porcentaje que salen adelante y que sí que suben a la planta y eso nos da una gran alegría. Otros pacientes requieren más tiempo ventilación mecánica y desgraciadamente algunos fallecen, pero no es la gran mayoría. Como cualquier patología crítica, desgraciadamente no salen todos adelante.
Llegamos a esta tercera ola como consecuencia directa de la Navidad. ¿Ya os lo esperabais o quizás os sorprendió?
Yo no creo que haya sido solo la Navidad. Creo que las cosas nunca son por una sola causa. Ya partíamos en diciembre de una situación epidemiológica distinta a la de después del verano, de brotes, de una segunda ola… Estamos en invierno, la estacionalidad del virus; que es una época más fría y la población tiende más a estar en espacios cerrados; el propio virus que va creando nuevas cepas…
¿No ha sido solo la Navidad?
Creo que hay varios factores los que han influido y puede ser uno de ellos la mayor interacción, pero no creo que haya sido solo eso, porque sí creo que la mayoría de la población ha respetado las medidas. Quiero creerlo. Y, aunque haya habido gente que no las haya respetado, eso no justifica esta tercera ola con un número de casos tan importantes. Las autoridades sanitarias ya alertaban de una tercera ola en enero, ha ocurrido también en Alemania, Inglaterra, Portugal… Es una tema complejo, no resumiría solo que haya sido la Navidad.
¿Cree que, en general, la población es consciente de cómo están las UCIs y de la gravedad de los pacientes que entran en ellas por la covid-19?
Yo creo que la mayoría de la población está viviendo la pandemia en primera persona y entiende la importancia de tomar las medidas. Mucha gente tiene algún familiar ingresado o ha tenido familiares infectados y alguno ha tenido desgraciadamente pacientes en las unidades de críticos. No trabajan dentro de una unidad de críticos y no conocen exactamente lo que ahí podemos desarrollar, pero entiendo que sí saben lo que es un paciente grave y saben lo que es que muera un paciente, aunque haya un porcentaje de la población que no, que no es que no lo sepa, es que mire hacia otro lado. Pero yo sí sigo creyendo que la mayoría cumple las medidas y hay un porcentaje que no las cumple.
Llevamos ya 11 meses en esta situación. A nivel emocional, ¿cómo se vive después de tanto tiempo?
Es un baile de emociones y la verdad es que es un reto muy importante. Creo que es el reto más importante al que nos hemos sometido, desde luego, en este siglo. Esta pandemia es algo que ha superado todas las expectativas de lo que podría ser una crisis sanitaria. Bueno, pues intentando hacer las cosas bien, intentando sacar a todos los pacientes que podamos adelante, intentando trabajar en equipo, intentando ver que habrá una luz al final de todo esto y viendo que nuestro trabajo es importante para que los pacientes salgan adelante. Para mí la mayor alegría es cuando un paciente podemos hablar con él y darle de alta a la planta, eso es en lo que intentamos poner nuestra meta todo mi equipo.
Habrá momentos complicados.
Desde luego que hay momentos muy duros y momentos de extremo cansancio, de extenuación, diría yo, pero esos momentos los tenemos en nuestras casas, aquí creo que la gente ha aguantado y son toda la gente de mi equipo grandes profesionales. Todos, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores… Desde luego, estamos cansados, claro, somos seres humanos, pero creo que hay un parte de fortaleza que nos hace seguir adelante. Lo que sí pedimos a la gente es que, por favor, respeten las medidas porque esto va a durar meses, y sigan recetándolas para poder vencer este virus entre todos; porque realmente las fuerzas a veces disminuyen.
¿Cuál ha sido el momento más duro en la UCI?
Para mí, personalmente, el momento más duro ha sido la tercera ola y la semana en la que teníamos un número de ingresos en las unidades de crítico más de cinco pacientes al día. Creo que trabajamos con profesionales que siempre nos apoyamos y hemos salido adelante.
¿Se pudo llegar a hablar de colapso?
No. Si ese ritmo de ingresos persiste durante días, se puede llegar a un colapso. Como hay una cierta incertidumbre, en una pandemia podemos controlar una serie de factores, pero no todos, hay algunos momentos en los que uno siente una presión asistencial que nunca ha sentido, muy alta, pero no se ha llegado a colapsar el sistema. Afortunadamente, es más fuerte de lo que creemos. Hay que activar muchas medidas y se ha trasladado pacientes de unas áreas a otras, creo que eso ha sido muy importante, y se ha contenido, en un momento determinado ha empezado a bajar. Pero sí ha habido áreas que han sufrido mucho como Coruña, Ferrol y nosotros. Un impacto asistencial muy alto.
¿Podría hacerse alguna previsión de cuándo podrá empezar a relajarse la presión asistencial en la UCI?
Yo diría un mensaje de extrema prudencia, tiempo todavía nos queda así. Todavía quedan muchos pacientes que están luchando por vivir y nosotros luchando por sacarlos adelante, yo solo pienso en eso, continuar con las medidas y que sigan disminuyendo los ingresos y continuar durante meses con las medidas. En mayor o menor medida, hay que continuar, hasta que desaparezca o lleguemos a unos niveles de seguridad. Hasta que volvamos a una vida más o menos normal se va a tardar meses.
Mejor no nos poñemos plazos.
No creo que ningún sitio del mundo pueda ponerse plazos. Estamos estudiándolo diariamente y hay que ser muy cautos en esto, y prudentes.
¿Algo te había preparado en tu formación y en tu experiencia hasta ahora para una situación como esta?
Realmente, pensé ya en la primera ola que todo lo que había preparado y todo lo que había hecho sí que me estaba ayudando. La formación que yo había adquirido en Madrid, en el Hospital Puerta de Hierro, donde estuve 13 años, claro que me ha ayudado. Todo lo que yo en ese momento sabía, mi conocimiento y la experiencia que tenía en la unidad de reanimación y en gestión de equipos, por supuesto que me ayudó. Esto no lo haces habiendo terminado la residencia ayer. Llevo 25 años de experiencia y me ha ayudado, indudable, aún así, con un esfuerzo personal importante.
Hay profesionales que hablan de frustración ante lo desconocido de la enfermedad.
Evidentemente, hay una parte del virus que no conocíamos, pero sí que estamos preparados, claro que sí, estamos más preparados de lo que creemos, por eso creo que la gente tiene que estar bien formada y tener una preparación muy elevada. Lo que he visto es que la gente ha demostrado que tiene una alta formación, si no esto no es fácil. Son pacientes muy complejos que no se sacan adelante si no estás bien formado. Para llegar aquí, hay muchas horas detrás de estudio y de trabajo, de todos, es un trabajo en equipo. La gente debe estar con una cierta tranquilidad de pensar que los profesionales sanitarios responden.