"La situación empeora y nadie hace nada… hasta que ocurra algo fatal"

Pontevedra
31 de agosto 2024

"¿Qué tiene que ocurrir para que las autoridades se tomen este asunto en serio? ¿De verdad que van a permanecer de brazos cruzados sin hacer nada para solucionarlo? ", son preguntas que se hace una vecina de la calle Augusto García Sánchez por los problemas que causan los gorrillas en esta céntrica calle pontevedresa

Una persona durmiendo en la calle
Una persona durmiendo en la calle / Diego Torrado

"¿Qué tiene que ocurrir para que las autoridades se tomen este asunto en serio? ¿De verdad que van a permanecer de brazos cruzados sin hacer nada para solucionarlo? ", son preguntas que se hace una vecina de la calle Augusto García Sánchez por los problemas que causan los gorrillas en esta céntrica calle pontevedresa.

Al igual que esta señora el resto de vecinos que han trasladado su testimonio para la elaboración de este reportaje han preferido no dar su nombre por el "miedo a las represalias", como ya le ha ocurrido a alguno de ellos.

La situación que denuncian se repite en otros puntos de la Boa Vila y "cada día se agrava más".

Así, relatan como en los últimos días se han llegado a producir "incluso agresiones sexuales". Según apuntan testigos presenciales una de ellas se produjo frente al supermercado Froiz de la calle Augusto García Sánchez cuando un indigente manoseó a una mujer y luego fue detenido, el otro caso tuvo lugar frente a la tienda de golosinas de Juncal en la calle Peregrina donde una joven fue víctima de tocamientos por parte de un vagabundo.

Los residentes en el entorno de la Plaza de Galicia añaden también que los gorrillas ya han rayado multitud de coches e incluso han tirado con unas motos que estaban aparcadas.

"Se pasan todo el día bebiendo en la calle y los policías no les dicen nada. ¿Acaso no está prohibido hacer botellón? Pues eso es lo que hacen todo el santo día en los jardines de la Herrería, un botellón a la vista de todos y consentido por el Ayuntamiento", comenta indignada una mujer. "Se han adueñado de la ciudad", lamenta.

Además los vecinos aseguran que las peleas entre indigentes son "constantes", algunas graves y otras no tanto. "¡Y ya ha habido muertos!" afirma muy enfadado un vecino "¿o se nos ha olvidado que un indigente mató el verano pasado a una mujer en Estribela?" y añade "¿y el que le rajó el cuello a su colega en A Seca? ¿Tampoco nos acordamos de eso?", dijo en referencia al intento de homicidio del pasado mes de junio.

Otros ciudadanos aportan sus vivencias respecto a esta problemática destacando los hurtos en los supermercados, el "acoso" de los indigentes en las terrazas de los bares, actos de "exhibicionismo", el acopio de cartones y colchones en soportales y otros lugares de la ciudad o los problemas de salubridad que generan al hacer sus necesidades fisiológicas en el espacio público.

"La Policía Local no hace nada. Si pasan alguna vez no salen del coche. Estas personas tampoco les tienen ningún respeto. A los policías nunca se les ve patrullando a pie por la calle. Así no se resuelven las cosas", indica un hombre con resignación.

Otro vecino insiste en que sus quejas no buscan "criminalizar a los desamparados" y subraya que "no todos son iguales", pero alerta de que la situación en las calles de Pontevedra "ha degenerado".

"Si el alcalde no sabe cómo resolver esto que dimita", ataja un ciudadano que apunta directamente a Miguel Anxo Fernández Lores. "Sabemos que es un problema de sociedad, pero esto es insoportable y los vecinos no aguantamos más", añade.

"Es que el Ayuntamiento no hace absolutamente nada", critica un hombre con dureza. "El BNG reniega de la Iglesia pero es la única que intenta resolver el problema con el Comedor de San Francisco y el albergue de Cáritas", comenta una mujer. "También están los de Rexurdir y la Cruz Roja", le apunta otra señora.

"¿Por qué no monta el Concello un albergue para esta gente y prohíbe que duerman a la intemperie?", remata una tercera mujer.

El perfil de estas personas sin hogar es el típico: de mediana edad, con problemas de adicciones o mentales. La situación de indigencia prolongada deriva en una serie de problemas añadidos, tales como trastornos psicológicos (los más habituales son depresión, esquizofrenia o alcoholismo), consumo de sustancias tóxicas, mayor riesgo de contraer ciertos tipos de enfermedades o también una mayor propensión a realizar determinadas actividades ilegales, siendo todos ellos graves impedimentos para que las personas afectadas puedan reconducir sus vidas.

Las personas sin hogar suelen rechazar las ofertas de refugio si eso significa renunciar a sus pertenencias o mascotas, separarse de sus seres queridos o dormir en lugares rodeados de extraños, entre ellos algunos que pueden ser violentos. El Concello suele contratar habitaciones en pensiones cuando se dan emergencias climáticas por frío.