Hace unos tres años unos trabajos de mantenimiento en el monte de A Tomba, en el límite entre Campañó y Poio, descubrieron la existencia de un conjunto de petroglifos. Ahora, todo este patrimonio se convertirá en uno de los grandes atractivos del nuevo parque forestal.
Dentro de sus 62 hectáreas estos petroglifos serán todo un "valor engadido", según ha destacado el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, para el disfrute de un espacio natural situado a apenas 4 kilómetros del centro de la ciudad.
Este yacimiento, según los investigadores, tiene una antigüedad de unos 4.000 años. Está sobre una formación rocosa en la que, apuntan los primeros estudios, aparecen círculos concéntricos, cazoletas y también varias imágenes con forma de animal.
Los arqueológicos están, en estos momentos, documentando todos los petroglifos y realizando un levantamiento 3D para estudiarlo con detalle. El conjunto quedará vallado perimetralmente y contará con paneles explicativos y didácticos, para dar a conocer este patrimonio.
Además, otro de los grandes atractivos del parque de A Tomba son los dos miradores que se han habilitado y que ofrecen una amplia panorámica de la ciudad de Pontevedra. A uno de ellos, situado a unos 170 metros sobre el nivel del mar, solo se puede llegar a pie.
En total, en las 62 hectáreas del parque forestal se han plantado unos 9.000 castaños, 5.000 ejemplares de otras especies autóctonas, mayoritariamente carballos, y unos 4.500 olivos. "Xa están brotando", ha destacado el alcalde. En tres o cuatro años, tendrán gran porte.
Este trabajo de plantación se completó con la retirada de todas las especies invasoras del monte, entre ellas eucaliptos y acacias. Además, se habilitaron 17 kilómetros de sendas, de las que tan solo un kilómetro será de acceso rodado.
Para mantener este parque en condiciones óptimas, el Concello contratará un servicio que se encargará no solo de A Tomba, proyecto ejecutado por Elsamex y en el que se han invertido más de 400.000 euros. También se incluirá el parque de A Fracha y el del Pontillón do Castro.