El investigador de la Universidad Pública de Pamplona, Natxo Irigoien, resulta convincente al indicar la calidad y el color que ofrecen los huevos procedentes de las gallinas que forman parte del proyecto de compostaje que lleva tres años en funcionamiento en Noáin (Navarra). Este investigador está ofreciendo durante esta semana una explicación sobre el funcionamiento de este proyecto en el que se elabora el compost con la intervención de gallinas. El sistema se utiliza para 31 familias en un entorno urbano.
El vicepresidente de la Deputación provincial, César Mosquera apuntó, durante la presentación de esta iniciativa este martes 1 de marzo, que la institución provincial tiene la intención de instalar "compogaliñeiros" en diferentes concellos de la provincia y que algunos ya han mostrado su interés. Incluso estudia la posibilidad de que Pontevedra pueda contar con uno o dos vinculados con huertas urbanas o parques públicos.
Los avicomposteros constan de un gallinero con una parte abierta para tener a las gallinas sueltas y otra cerrada en la que se incluyen tres módulos de compostaje. En el primer módulo se deposita la basura orgánica seleccionada por los vecinos y las gallinas se dedican a voltear esos residuos oxigenándolos de forma natural. A continuación, se utiliza un segundo módulo al que ya no acceden las aves y no se produce contaminación microbiológica. Ya en el tercer módulo se incluyen lombrices que ayudan a la elaboración del compost definitivo. Esas lombrices también constituyen un alimento proteínico fundamental para las gallinas.
El proyecto que se desarrolla en Noáin permite que las familias integradas en esta iniciativa se surtan de huevos que cuentan con la misma calidad que los "huevos de casa de toda la vida" y señaló que muchas familias se encuentran en lista de espera porque, además, el avicompostero ofrece también una alternativa de ocio. Natxo Irigoien apunta que este sistema trata una media de seis toneladas anuales de materia orgánica sin que exista gasto.