La comparsa Amoriños de Bora se jubila a los 30 "con una pena tremenda"

Pontevedra
06 de febrero 2020

Una de las comparsas más tradicionales del carnaval pontevedrés anunció su disolución por la exigente responsabilidad y el alto coste que supone cumplir con las expectativas del público de su amplia historia

Ensayos de Amoriños de Bora Cristina Saiz

Es la crónica de una muerte anunciada. Una de las comparsas de mayor tradición de carnaval pontevedrés lo deja tras este Entroido. Los integrantes de Amoriños de Bora decidieron colgar las plumas y las lentejuelas hace cinco años, por su 25 aniversario. El cansancio de tan larga trayectoria y la alta inversión fue el detonante. Pero la pasión por esta fiesta pudo más y decidieron darse una prórroga de cinco años. Hasta el 2020, hasta cumplir los 30 años de historia. "Nos da una pena tremenda", reconoce tan agotado como emocionado Manuel Corbacho, uno de los fundadores de la comparsa.

A través de un comunicado anunciaron su inminente disolución y los motivos que condujeron a ella. "Recibimos infinidad de llamadas y muestras de cariño, ahora nos damos cuenta de la importancia que teníamos", agradece Corbacho, todavía abrumado por el número y el origen de las invitaciones para participar en desfiles de múltiples rincones de Galicia. "El 22 de febrero estaremos en Pontevedra, pero vamos a ir también a Lalín y hasta nos invitaron de Cortegada", señala este carnavalero.

"Llegamos a los 30 años y hasta aquí llegamos", sostiene Corbacho, quien alega que el carnaval "da mucho trabajo y mucho gasto porque llegamos a un nivel que cada vez te exiges más. Acabábamos el carnaval y ya empezábamos a preparar el siguiente y después del verano a ensayar todos los fines de semana".

El excesivo coste que suponía confeccionar unos trajes a la altura de las expectativas del público y de su historia contribuyó también al desgaste. "Antes una pluma nos valía 20 céntimos, ahora valen un euro. Y llevamos muchas plumas", remarca antes de confesar que la confección de todos los trajes de la comparsa ronda los 12.000 euros. "No ganamos nada, nos financiamos con la fiesta del pincho que hacemos en Bora, con la venta de rifas, lo que ponemos de nuestro bolsillo y con los premios que podamos ganar", detalla.

A pesar de todo el esfuerzo, en la comparsa tienen una mezcla de sentimientos. Por un lado alivio por liberarse de una afición que se convirtió en una exigente responsabilidad. Y por otro, la tristeza de apartarse de lo que más les gusta. "Nos gustaría seguir, pero con un grupo, que cada uno se haga su traje sin complicarse tanto la vida", reconoce Corbacho.

Niegan desde la agrupación cualquier tipo de desencuentro entre los miembros que desembocase en la disolución. "El ambiente es impresionante, todo el mundo por el grupo está diciendo la pena que nos da dejarlo", reconoce Corbacho. Tanto es asi que este año, el de la despedida, la comparsa será la más numerosa de las últimas ediciones porque muchos antiguos integrantes, que lo habían dejado por diversas razones, quieren participar en el último carnaval de Amoriños de Bora.

Al tratarse de una fecha tan señalada, a los integrantes de la comparsa le gustaría decir adiós con alguna sorpresa. "Siempre intentamos sorprender, este año barajamos hacer algo especial pero todavía no lo tenemos pensado", declara Corbacho sin querer desvelar muchos detalles de su puesta en escena. Algo que sí quieren hacer es una exposición con los trajes de su larga trayectoria. "Ya lo hicimos una vez, pero es algo que nos gustaría repetir", admite.

El futuro es incierto para uno de los emblemas del carnaval pontevedrés. Tienen decidido desaparecer como comparsa, pero sus integrantes prometen seguir disfrutando de esta fiesta. Lo que sí tienen claro es Amoriños de Bora lo deja, pero lo "dejamos bien y arriba".

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