El videojuegos como un aliado de la medicina que contribuen al bienestar físico y psicológico de los menores que se enfrentan a un tratamiento oncológico.
Ese es el objetivo de la línea de trabajo que desarrollan investigadores del grupo HealthyFit del campus de Pontevedra de la Universidade de Vigo, y del grupo de Enfermedades Raras y Medicina Pediátrica del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, junto el Servicio de Pediatría del Área Sanitaria de Vigo.
A través de programas de ejercicio terapéutico de ocho semanas, basados en el uso de videojuegos que implican movimiento con unas gafas de realidad virtual, el propósito de esta iniciativa es que los menores puedan realizar terapias basadas en el movimiento, en momentos en los que no pueden salir del domicilio.
Pablo Campo, investigador del grupo HealthyFit, señala que "los videojuegos son algo próximo para ellos y nos dan la opción de que trabajen un poco desde el punto de vista físico y cognitivo".
En declaraciones al Diario de la Universidade de Vigo, la doctora María Tallón, oncóloga pediátrica del Hospital Álvaro Cunqueiro indicó que "los tratamientos de quimioterapia a los que tienen que enfrentarse los menores generan una serie de efectos adversos, como pérdida de masa muscular o edemas, que el ejercicio ayuda a minimizar".
Ademáis este tipo de juegos ayudan a una mejor actitud psicológica, que favorece su proceso de recuperación. Esta tecnología es atractiva y de fácil empleo por los niños, lo que supone un método muy adecuado para alcanzar estos objetivos.
La iniciativa comenzó con una prueba piloto con un chico con el que se llevó a cabo un programa de ocho semanas, con unos resultados "muy positivos", como reconoce Pablo Campo, investigador de la Facultad de Fisioterapia.
Con la colaboración de la asociación Bicos de Papel, la Fundación García Chillón y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), pudo darse continuidad a esta iniciativa, en la que participaron ya una decena de niños y adolescentes, de entre 6 y 16 años.
Este grupo lleva a cabo este programa en sus domicilios después de someterse a la quimioterapia, durante el propio tratamiento o, "en algunos casos, antes de iniciarlo", explica Campo, con la idea de que puedan afrontarlo "en las mejores condiciones físicas y funcionales".
Se trata de un programa con unas pautas muy específicas, que implican la realización de sesiones, con los videojuegos seleccionados, de entre cinco y nueve minutos, un mínimo de tres días por semana y un máximo de seis, con la idea de que puedan llevarlos a cabo en el momento en el que el niño se encuentre mejor y con más energía. Para eso, señala, "contamos con la colaboración de padres y madres", con los que se realiza una sesión informativa previa, "con un seguimiento remoto de los equipos".
Al inicio y final del programa se realiza además una evaluación dirigida a conocer la evolución de una serie de variables antropométricas y de capacidades físicas y funcionales. Hasta ahora, "todos mejoran su fuerza, equilibrio y resistencia cardiorrespiratoria, aspectos ligados a la coordinación y tiempos de respuesta... ", reconoce Campo.
En ese sentido, dar continuidad al programa permitirá también seguir reuniendo datos para llevar a cabo una investigación pionera ya que, apunta, "hasta donde llega nuestro conocimiento no hay un programa parecido en ningún hospital español". De manera paralela también se realiza una evaluación "de valores específicos de salud mental y de otros aspectos relevantes", por parte de la oncóloga pediátrica María Tallón, que formará parte de su tesis de doctorado.