Entre fuertes medidas de seguridad, con decenas de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil vigilando que no se produjeran enfrentamientos, este martes arrancó en la Audiencia Provincial de Pontevedar el juicio contra José Luis Cortiñas Romero por el asesinato machista de su mujer, Maria Luisa Jiménez Jiménez, conocida como 'Lupe'. Él se ciñó al guión previsto y confesó los hechos, tal y como había hecho ya en el juzgado de instrucción, pero sorprendió intentando justificar el brutal crimen de 16 puñaladas: "Me entró un arrebato de tal manera que no pude contenerme".
Decenas de familiares de 'Lupe' esperaban al acusado ya a su llegada a la Audiencia Provincial poco antes de las diez de la mañana. Cuando se acercó el furgón policial, le lanzaron una botella de plástico y profirieron insultos y gritos de "asesino". La rabia de la familia llevó a su hija Esmeralda a clamar ante los numerosos medios de comunicación presente: "ha destrozado la vida a seis hijos, queremos que es haga justicia". Dos horas después, cuando el jurado popular que juzgará a Cortiñas ya estaba constituido y empezó el juicio, buena parte de la familia entró en la sala de visitas dispuesta a presenciar la primera sesión.
José Luis Cortiñas tan sólo quiso responder a las preguntas de la fiscal y de su abogado defensor, pero en esa declaración se extendió en detalles de todo lo ocurrido el 23 de febrero de 2014, fecha del crimen. Además, no quiso terminar sin antes pedir "perdón a la familia" de la fallecida y desear "algún día poder volver a abrazar" a sus hijas, que le han retirado la palabra e incluso quieren cambiarse el apellido.
El hombre se enfrenta a 20 años de prisión por un delito de asesinato en concurso con otro de aborto -ella estaba embarazada de cinco semanas cuando murió- por un brutal crimen con 16 puñaladas, doce en el tórax, tres en el cuello y una en la muñeca, que le causaron la muerte "casi inmediata". Él las reconoce, pero no recuerda todas ellas, sino solo lo que pasó antes y después de las mismas.
Según explicó, dos meses antes del crimen ambos se mudaron a vivir a Vilaboa con la madre de ella, pero el día 23 de febrero de 2014 ella se subió con él en su coche "voluntariamente" para ir a Lugo a ver a su hija mayor. Durante el trayecto se inició una discusión en la que ella le dijo que quería "dar a luz en Pontevedra" y él que quería volver a Lugo, donde "estaba nuestra vida".
La interrumpieron porque ella le pidió parar en un camino forestal para mear y, cuando volvió al coche, "me dijo: el hijo que tengo no es tuyo". En ese momento, ella supuestamente sacó del mandilón un destornillador y le atacó a él, se inició un forcejeo y ya empezó a clavarle la navaja que solía utilizar para preparar los porros, "sin saber cómo, la verdad".
No recuerda los detalles de lo que ocurrió luego, cómo la sacó del coche, dónde está el destornillador con el que la hirió ella o la navaja con la que le agredió él, aunque reconoce que "la habré tirado". Desde allí volvió a Lugo, se cambió la ropa, quemó las prendas manchadas de sangre, las tiró a un pozo y acudió a la Comisaría para denunciar su desaparición. Más tarde reconoció que no estaba desaparecida, sino muerta porque "se me metió en la cabeza que a lo mejor podía estar viva".
Los agentes de la Guardia Civil que llevaron la investigación declararon este martes tanto en la Audiencia como a través de videoconferencia y relataron que inicialmente buscaban a 'Lupe' viva porque su marido relató que pararon en una gasolinera en el camino hacia Lugo y ella cogió un taxi y se marchó, pero más tarde él ya reconoció ante el juzgado que la había matado y dijo dónde había dejado el cadáver. Ese día no lo encontraron porque estaba "en una zona muy boscosa, con mucho eucalipto" y "las condiciones climatologicas no eran muy propicias", pero regresaron a la mañana siguiente, cuando ya era de día y no llovía tanto y ya encontraron el cuerpo.
El cuerpo estaba "debajo de una especie de nevera o frigorífico", el acusado lo levantó y apareció 'Lupe'. Estaba "completamente oculto".