Goteras y charcos desbordan la estación de autobuses: "aquí deberíamos entrar con casco"

Pontevedra
21 de enero 2021

Entrar en la estación de autobuses de Pontevedra este miércoles era sinónimo, en función del momento del día, de mojarse porque las goteras no paraban de caer, tener que saltar para esquivar los charcos y andar con pies de plomo para no resbalar. Por la mañana, usuarios y trabajadores tuvieron que entrar incluso con paraguas

Goteras y charcos en la estación de autobuses de Pontevedra Mónica Patxot

Entrar en la estación de autobuses de Pontevedra este miércoles era sinónimo, en función del momento del día, de mojarse porque las goteras no paraban de caer, tener que saltar para esquivar los charcos y andar con pies de plomo para no resbalar. Las situaciones más complicadas, que obligaron a usuarios y trabajadores a entrar incluso con paraguas, se vivieron alrededor de las 10.30 horas de la mañana, pero, en general, toda la jornada estuvo marcada por las incidencias. 

La estación está en obras desde hace justo un año, pues en enero de 2020 empezaron los trabajos previos de una actuación ambiciosa que tendrá como resultado la estación intermodal que integrará las terminales de autobús y tren. InicialmenTe estaba previsto que los trabajos terminasen para que las instalaciones estuviesen listas para recibir la avalancha de pasajeros que se preveía para este 2021 por la celebración del Año Xacobeo, pero la irrupción de la pandemia alteró los plazos previstos. 

En estos momentos, los operarios trabajan en el interior de la estación y parte de las instalaciones está cerrada por las obras, pero otra parte se mantiene abierta para trabajadores y usuarios. En esa zona es en la que se registraron las incidencias este miércoles. Según relató un viajero, a partir de las 10.15 horas, llegó un momento en el que "chove igual dentro ca fóra". 

Fue el momento crítico de la mañana, en el que los chaparrones que caían en el exterior se colaron en el edificio y muchos de los que estaban en el interior incluso tuvieron que abrir los paraguas. Además, a partir de esa hora, y hacia las 10.30 horas, empezó a crearse un gran charco justo delante del mostrador de información que hacía esa zona intransitable. 

En esos momentos de media mañana llegó a caer agua en el interior del ascensor y poner un pie en la estación implicaba mojarse por mucho que se evitase saltar los charcos. Las goteras eran tales que evitarlas resultaba complicado, según relató un viajero. 

Las quejas fueron abundantes y llegaron al servicio de información de la propia estación. Dos trabajadores que ha preferido mantener el anonimato ratificaron esta situación, que a medida que avanzó la mañana fue mejorando. Ya por la tarde, el suelo estaba resbaladizo y se colocaron avisos de esta situación para los usuarios, pero desaparecieron esos charcos. 

La tarde, de todas formas, tampoco fue sencilla y hacia las 17.00 horas la situación se complicó con un corte de luz por una avería. El responsable de las obras, sin embargo, a preguntas de PontevedraViva en la propia estación, restó importancia al impacto de estas goteras y charcos y aseguró que los operarios que realizan las obras "intentamos incordiar lo menos posible, pero es una obra es normal, es lo que pasa siempre"

Esta opinión no la comparten otros trabajadores de la estación y usuarios consultados por este periódico, que señalan que habitualmente en un edificio en obras se adoptan otro tipo de medidas de seguridad que en la estación no se están aplicando. "Aquí deberíamos entrar con casco", valora uno de ellos, que cree que la zona en obras debería estar más señalizada y habilitar circuitos de circulación diferentes para garantizar la seguridad de todas las personas que entran en la estación. 

"Normalmente debería estar prohibido entrar en un edificio en obras", señala una persona que acude a la estación a diario, que cree que esta situación debería estar generando más quejas de los usuarios. "Nos quejamos poco. Esto pasa en África y aquí porque no nos quejamos, si pasase en Vigo, o en Madrid o Cataluña, no se habría admitido". 

Esta persona, que acude casi a diario a la estación, añade que hace semanas, durante el anterior episodio de lluvias importantes, la situación incluso fue peor, se creó en la entrada del edificio "semejante bolsa de agua" que incluso fue necesario colocar sacos de arena en las puertas de acceso a las oficinas de venta de billetes del piso superior para que no entrase el agua. Llegaron a realizar agujeros en el suelo que todavía son visibles en la actualidad para lograr evacuar el agua acumulada. 

Además, los destrozos se aprecian por distintas zonas de la estación con tránsito de gente, como la zona de las escaleras de la planta baja, en el acceso a los andenes, donde hay incluso un cable suelto que hay que esquivar. Y dentro de la cafetería de la estación, que ahora mismo está cerrada, ha llegado a desprenderse parte del techo