"Fue tremendo la cantidad de personas que llegaron para ofrecerse como donantes"

Pontevedra
24 de julio 2014

El accidente ferroviario del 24 de julio de 2013 dejó su impronta también en Pontevedra. Entre las 79 víctimas mortales se encontraban tres pontevedresas y entre los pacientes que fueron derivados desde Santiago, 16 llegaron a algún centro de la zona. El coordinador de Urgencias, José Ramón Parada, cuenta cómo se vivió aquella noche en Montecelo, que recibió 10 heridos

José Ramón Parada Castellano, coordinador de Urgencias del CHOP Mónica Patxot

El accidente ferroviario del 24 de julio de 2013 dejó su impronta también en Pontevedra. Entre las 79 víctimas mortales se encontraban tres pontevedresas y entre los pacientes que fueron derivados desde Santiago de Compostela a otros hospitales de la red sanitaria gallega, 16 llegaron a algún centro de la zona, diez a Montecelo, tres al Hospital do Salnés y otros tres al Hospital Domínguez. En Montecelo, centro que recibió mayor número de heridos, se estableció esa tarde-noche-madrugada un protocolo especial de atención en el que estuvo, desde los primeros minutos, el coordinador de Urgencias, José Ramón Parada. 

No estaba de guardia hace un año, pero, como responsable del área, ante una catástrofe de tal magnitud, recibió una alerta sanitaria y se desplazó para ejercer tareas organizativas. Recibieron al primer paciente a las 22.23 horas y el resto fueron llegando, de manera escalonada, hasta las 2.00 horas de la madrugada. Algunos recibieron el alta a las 24 horas y otros permanecieron en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o fueron intervenidos quirúrgicamente, de modo que el último recibió el alta el 13 de agosto, 20 días después de la tragedia de Angrois.

¿Cómo se sucedieron los hechos la noche del 24 de julio? ¿A qué hora les avisaron y cuál fue su actuación?

Entre las 21.00 o 21.10 del día 24 recibimos una llamada del 061 avisándonos de que estuviéramos preparados porque había habido un accidente muy grave en Santiago y que probablemente iban a necesitar colaboración de hospitales fuera de su área. Cuando recibimos la llamada, activamos el protocolo de asistencia a múltiples víctimas, que consiste, en primer lugar, en la organización de la atención. La organización de la atención consiste, en primer lugar, en garantizar la atención inmediata a todas las víctimas que acuden y después el ingreso y traslado, si es pertinente.

Organizar la llegada repentina de tantos pacientes no será sencillo.

La coordinación general del dispositivo estuvo a cargo del 061 y, después de la primera llamada, nos fueron diciendo número de victimas, la hora aproximada de llegada, el tipo de transporte en que venía y cómo estaba el paciente. Por lo tanto, eso nos facilitaba mucho la organización. Esos pacientes ya venían clasificados, con la gravedad identificada y nosotros ya teníamos los recursos preparados para la atención inmediata. A nivel local, se estableció en ese momento el centro de coordinación con los directivos del hospital y, a medida que fueron llegando, se fueron ya ubicando en los boxes que teníamos preparados para su llegada y fueron atendidos por equipos específicos. Para cada paciente, su equipo, de tal forma que, desde su llegada hasta su ingreso o traslado a otro centro, fueron atendidos por el mismo equipo sanitario.

Todo eso simultaneando la atención a los heridos del accidente con el servicio habitual de urgencias. ¿Cómo se compagina todo?

Tenemos que simultanear a estos pacientes graves con la atención habitual a demanda que hay a esa hora, una hora que coincide que hay una curva de demanda un poco ascendente, que va de nueve a doce. Hicimos lo que nosotros llamamos un triage avanzado, que consiste en que además de la enfermera, que lo que hace normalmente es clasificar los pacientes por orden de prioridad, lo reforzamos con un facultativo. De manera que, después del triage, el paciente a lo mejor ya no tenía que pasar a boxes, ya se le pedían pruebas prioritarias. La prioridad era disponer de la máxima capacidad de atención, de boxes libres, por eso solo pasaban a un box los pacientes imprescindibles, el resto esperaba en la sala de espera o se iban ubicando en otras salas de atención menos complejas para que pudieran ir haciéndose pruebas pero sin ocupar los boxes realmente necesarios para los pacientes que tenían mayor complejidad. 

"Todos fueron atendidos por el psiquiatra de guardia y valorados por el estrés postraumático"

Entre los que llegaban de Santiago habría pacientes con distinta gravedad y lesiones. ¿Alguno necesitó asistencia psicológica?

Todos tenían politraumatismos, entendiendo como tal policontusiones, fracturas, erosiones, heridas⿦ Había pacientes graves que pasaron a quirófano para una intervención quirúrgica urgente, otros pasaron a UCI y otros quedaron en camas de observación o en planta. De forma completa, en general, todos fueron atendidos por el psiquiatra de guardia y valorados por el estrés postraumático. Lo psíquico es más difícil, luego viene recapacitar lo que has vivido.

¿Este mayor volumen de trabajo les obligó a reforzar el personal de Urgencias?

Efectivamente. Cuando recibimos la llamada a las 21.10 aproximadamente estábamos terminando el turno de tarde, entonces, la primera medida fue que todo el personal del turno de tarde doblaba turno para atender a las víctimas del accidente. En los primeros momentos, como no sabes a cuántos te van a trasladar, pues lo que surge es tener todo lo posible, lo suficiente de entrada para atender a las víctimas. Estamos hablando de seis médicos, seis enfermeras y personal auxiliar, celadores y demás sanitarios. 

En aquellos primeros momentos se daba una circunstancia particular y poco habitual en Urgencias, que es que no todos los pacientes estaban identificados. 

Efectivamente, uno de los problemas fundamentales en estos casos es la información: la correcta identificación de los pacientes y la información a familiares porque se crea una situación de mucha ansiedad. Hay pacientes de distintos sitios, de fuera de Galicia, y empiezan a demandar información. Y, sobre todo, los familiares de gente que iba en el tren y que no sabían dónde estaban ubicados y preguntaban si el paciente había llegado a Montecelo. Eso generaba bastante consumo de recursos. En esos casos, el protocolo contempla que una persona se encargue de la información. Un facultativo se dedicaba a identificar correctamente a todos los pacientes, el motivo del ingreso, dónde estaba ubicado y daba la información que podía dar por teléfono y sino a los familiares que venían acompañando ya se daba toda la información. En todo caso, entendemos que siempre fueron bien informados, exhaustivamente. También contamos con la ayuda inestimable de la Policía Nacional, que colaboró con nosotros, estuvo aquí todo el tiempo y ayudó muchísimo a recabar información.

"Contamos con la colaboración de todo el personal sanitario que no estaba trabajando en ese momento"

En cuanto se tuvo noticias del accidente, empezó a llegar a todos los hospitales personal voluntario que prestaba sus servicios. ¿Qué ocurrió en Montecelo?

Contamos con la colaboración de todo el personal sanitario que no estaba trabajando en ese momento. El equipo de Urgencias para el número de víctimas era suficiente, pero, de todas formas, quiero resaltar la gran solidaridad que se despertó por parte de todo el personal sanitario, del hospital y de fuera del hospital, que me llamaban para ofrecerme su ayuda y etc. 

Una marea de solidaridad que se repitió con los donantes de sangre. 

Con la donación hay que decir que quedamos sorprendidos por la gran cantidad de donantes que se presentaron de forma altruista a ofrecer sangre y, de hecho, tuvimos que organizar y decir: queremos agradecerlo, pero no podemos atender tanta demanda porque nos dicen desde los servicios del 061 que ya no necesitamos más donaciones. Fue tremendo la cantidad de personas que llegaron para ofrecerse como donantes.  

¿Cuáles fueron las situaciones más difíciles de manejar entre aquella frenética actividad?

Lo más complicado fueron los casos que tuvimos de pérdida y que no teníamos cómo dar una respuesta emocional. Y la situación de que no había información inmediata y que la gente te demanda: quiero saber, dónde está un familiar⿦ Esa situación sí que nos generaba mucho estrés y presión y lo pasamos bastante mal. Además, había familiares de algún compañero entre las víctimas y no sabíamos nada, fueron cuatro horas de espera... La información que podíamos dar era poca porque la identificación, aunque fue muy rápida, no se hizo completamente hasta el día siguiente

"Lo que más cuesta es el punto de vista emocional porque no puedes dar muchas veces una respuesta que pueda calmar al paciente o al familiar"

Cuáles son las lecciones aprendidas con las que se queda de aquella experiencia? 

Yo creo que la organización, una buena coordinación multidisciplinar y entre distintos hospitales, una utilización eficiente de los recursos. Creo que hizo muy bien. Fue una de las catástrofes más importantes que tuvimos aquí en Galicia y la verdad es que estamos, desde el punto de vista sanitario, muy satisfechos de nuestra atención. 

A nivel personal, se pasarían momentos duros. ¿Qué fue lo peor?

En estos casos, lo que más cuesta es el punto de vista emocional porque no puedes dar muchas veces una respuesta que pueda calmar al paciente o al familiar. No estamos acostumbrados a dar ese tipo de atención. Estábamos en una demanda muy importante de inmediatez y nosotros no teníamos esos datos para dar tranquilidad: cómo está, ha muerto, dónde está. Era difícil 

Una imagen con la que se queda

La imagen de los que se habían salvado. Se habían salvado y no le importaban las heridas: ⿿estoy viva, lo demás no es importante⿝, aunque fuese una persona bastante afectada. Quizás sea eso, la satisfacción y el agradecimiento que recibes.