"Fartos dos cheiros e das pragas" nueve meses depois del incendio de Pontesa, los vecinos claman soluciones

Pontevedra
20 de agosto 2023

El vecindario se queja de la dejadez de todas las administraciones, pues "se pasan la pelota de unos a otros y ya está". No ponen nombre a los culpables, pero consideran que "tienen que asumir responsabilidades, no hay derecho". Pensaron en crear una asociación para lograr una solución. De momento, empezaron por las pancartas

Vecinos y vecinas que residen próximos a la nave de Pontesa colocaron pancartas de protesta Mónica Patxot

Transcurridos nueve meses desde el incendio que afectó a las instalaciones de la antigua fábrica de cerámica de Pontevedra en la parroquia pontevedresa de Ponte Sampaio, el vecindario de las poblaciones próximas continúa sufriendo las consecuencias. Siguen marcando su día a día en foma de olores, plagas de insectos y ratas de grandes dimensiones y ya están hartos. 

"Fartos dos cheiros e das pragas da Pontesa", dice una pancarta hecha a mano ubicada en una ponte frente a la fábrica. Resume el sentir del vecindario de esta zona de Ponte Sampaio próxima a la isla del Medal, y también de poblaciones vecinas como Arcade o Paredes, en Soutomaior y Vilaboa, que también está padeciendo consecuencias similares. 

La práctica totalidad de las casas de la zona tienen pancartas similares o pidiendo "Solucións Pontesa" y no hace día que vecinos y vecinas no hablen de este tema. Es suficiente con abrir la puerta o una ventana para sentir los malos olores, que "algunos días son insoportables", y para ver "bichos por todas partes". 

El incendio tuvo lugar el domingo 6 de noviembre de 2022 y desde entonces, ninguna administración buscó una solución a su situación. 

El vecindario se queja de la dejadez de todas las administraciones, pues "se pasan la pelota de unos a otros y ya está". No ponen nombre a los culpables, que pueden ser Costas del Estado, Industria de la Xunta o el Concello de Pontevedra, pero consideran que "tienen que ser responsables y actuar". 

"Tienen que asumir responsabilidades, no hay derecho", piden vecinos y vecinas, que mismo pensaron en crear una asociación para luchar por una solución. De momento, empezaron por las pancartas. 

Semanas atrás, el nuevo alcalde de Soutomaior, Manu Lourenzo, dio a conocer un informe de la Policía Local que concluye que los malos olores y las plagas de insectos y ratas siguen afectando a las 200 familias que viven en el entorno de la nave. La población de la zona piensa que esas familias mismo pueden ser más, pues "dependiendo de cómo sople el viento, huele más para una zona o para otra". 

Así, "huele mal siempre", sostienen, "todos los días". A diario, los olores procedentes del cereal que ardió en la nave y que continúa dentro de las instalaciones llegan a sus casas, "sobre todo por la mañana", pero hay jornadas en las que "dura todo el día".

En esas ocasiones, "no podemos ni abrir las ventanas, pues si las tienes abiertas y entra el olor, después no hay manera de sacarlo", relatan después de más de nueve meses en esta situación. 

Los malos olores son los que llegan más lejos, la poblaciones ubicadas a varios kilómetros de distancia, pero más molestos son los insectos. En las últimas semanas prolifera uno que los vecinos afirman que es "la pulga del cereal" y que se pega a las puertas, ventanas y paredes, de tal manera que no pueden ni abrir sus casas, pues entran y "se meten en todas partes". 

Una vecina relata que, cuando abre un paquete de galletas, tiene que meterlo después en un bote de cristal, para evitar que al día siguiente esté lleno de insectos. El mismo le pasa con la cama, pues es habitual que haya estos bichos nos medios de las sábanas, o con los muebles de la cocina. 

Hay días que "no podemos ni estar fuera de la casa", relatan. Así, una vecina indica que "entre el olor y que vienen los mosquitos, no podemos ni estar un rato fuera a tomar el fresco", una situación que afecta, por ejemplo, a personas mayores enfermas que viven en la zona, para las que sería beneficioso poder disfrutar del aire fresco. 

Otro problema son las ratas de grandes dimensiones que hay en el entorno de la nave "porque allí tienen mucho que comer". Cuando salen a caminar por la zona o a correr por las Salinas del Ulló, "aparecen esos animales gigantes" y pasan mucho miedo. 

Además, se preguntan qué pasará con esas ratas cuando no tengan que comer en la nave. "¿Dónde se van a meter? ¿Van a venir buscar comida aquí?". 

En los últimos días constataron que la cantidad de cereal acumulada en la nave disminuyó. "Están sacando mucho", sinalan, aunque no existe confirmación oficial de la cantidad ya retirada. Hay que recordar que el tejado tenía amianto y, cuando ardió, toda esa sustancia acabó en el cereal allí almacenado, de modo que su retirada es una tarea muy delicada. 

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