Barro recuperó una tradición de la cultura popular gallega: el encendido del Tizón de Nadal.
Este evento, que a partir de ahora promete ser un homenaje a las raíces culturales del municipio, estuvo protagonizado por Carme González Parada, una vecina centenaria de Barro, quien con su sabiduría y experiencia, dio vida a esta costumbre ancestral.
La tradición del Tizón de Nadal consiste en encender un buen toro de madera, permitiendo que arda lentamente.
En diversas localidades gallegas, se creía que el tizón debía permanecer encendido hasta el Año Nuevo o hasta el día de Reyes, encendiendo un poco cada día.
Este ritual no sólo buscaba proteger el hogar de males, sino que también se asocia con la idea de acariciar las almas de los difuntos, quien se cree que nos visitan en estas fechas señaladas.
La ceniza del tizón, que se esparce en los campos, es considerada un fertilizante mágico, mientras que la tradición de no recoger la mesa tras la cena permite que las almas de los antepasados compartan con nosotros este momento de unión familiar.
Antes del encendido, la antropóloga y colaboradora de la TVG, Lidia Mariño, ofreció una breve exposición sobre la historia y significado del Tizón de Nadal y otras costumbres populares.
Después del acto, continuó la programación navideña en el Pazo da Crega con la actuación de Foucellas y el Ladrón de paraguas, un espectáculo pensado para el público infantil y que combinó la narración, los títeres y la música.