Ence reiteró este jueves su compromiso con la defensa de la prórroga de la concesión para la fábrica de Lourizán. Lo hizo después de conocerse la valoración efectuada por la agencia de rating Moody’ s, en un informe en el que considera que la compañía podría compensar el impacto de un hipotético cierre de la planta pontevedresa con el negocio de energía renovable.
La empresa indica que respeta la valoración de Moody’ s, pero insiste en que, tal y como anunció en su Junta General de Accionistas del mes de marzo, defenderá la concesión de la planta "hasta las últimas instancias" y que lo hará "en interés de sus trabajadores, proveedores y de las más de 5.000 familias que dependen de su funcionamiento".
Además, asegura que la actividad industrial de Ence "se rige por los más altos estándares de responsabilidad ambiental" y que los parámetros de la factoría de Lourizán "mejoran ampliamente" las más exigentes normas y autorizaciones ambientales europeas y españolas.
En este sentido, aporta lo que considera que son "pruebas de la calidad ambiental de Ence-Pontevedra": los importantes bancos de marisqueo en Os Placeres y en las localidades próximas de Lourido, Combarro y Raxó y el hecho de que en el área de la Ría de Pontevedra próxima a la fábrica hay cinco playas con el distintivo de bandera azul: Cabeceira en Poio, y Portocelo, Mogor, Aguete y Santo en Marín.
Recuerda también que desde 2014, la fábrica pontevedresa cuenta con la etiqueta ecológica Nordic Swan (ecoetiqueta oficial de los países nórdicos) por cumplir con los más exigentes criterios de respeto ambiental. Además, en 2015, la Comisión Europea concedió la Distinción Oro a la Biofábrica de Ence en reconocimiento a su mejora ambiental en los últimos 15 años.