Con una extraña luz amarillenta, como si fuese el preludio de una tormenta o un raro atardecer mañanero. Así fue el amanecer de este martes en las Rías Baixas. Una insólita estampa, más propia de las Islas Canarias o del norte de África, que no se recuerda en Galicia desde hace décadas.
La culpable fue Celia, una peculiar borrasca que recorrió de norte a sur la costa de Galicia y Portugal para acabar generando un corredor de vientos de componente sur que arrastró a la Península Ibérica una gran cantidad de polvo sahariano que ha teñido de un tono cobrizo los cielos de toda España.
A primera hora de esta mañana desde MeteoGalicia informaban que Galicia pasaría la jornada "nun área intermedia entre a borrasca Celia, afastada ao suroeste da Península, e as altas presións dos Azores. Día de ceos parcialmente nubrados sen descartar algún chubasco moi ocasional". Además, las temperaturas máximas, hasta 24 grados en Pontevedra, registradas a lo largo de esta jornada son también anómalas para esta época del año.
Lo que no preveían estos modelos era la llegada masiva a Galicia de este polvo en suspensión que tantos problemas está generando en regiones como Murcia o Andalucía. Sin embargo, desde primera hora de esta mañana está activo un aviso de MeteoGalicia en el que advierte de que se espera la "intrusión de masas de aire africano, polo que os niveis de partículas (PM) poderán verse incrementados". Una situación que ya padecen en municipios como Laza u Lalín en el que la calidad del aire alcanza la calificación de "extremadamente desfavorable".
En Pontevedra la calidad del aire sigue siendo considerada "favorable", pero en la estación meteorológica de Campolongo se han captado datos anómalos de partículas en suspensión (PM 2,5) con registros de hasta 14 micras por metro cúbico que sitúan la calidad del aire en el segundo mejor peldaño de la escala, cuando habitualmente Pontevedra presume de una óptima calidad de aire.
Esta situación dará un giro de 180 grados este miércoles. La predicción de MeteoGalicia augura un cambio en la dirección del viento, que pasará de componente sur a componente norte. Por ello los cielos estarán nublados y las temperaturas descenderán de forma acusada por la entrada de una masa de aire gélido y generando una sensación térmica que puede ser todavía menor de lo que marquen los termómetros.