El duelo sin cerrar de Noemi un año después: "Lo más duro es saber sobrellevar que ese barco no va a volver"

Marín
15 de febrero 2023

Hace justo un año que a Noemi Rivas la vida se le puso al revés. Habló con su marido, Pedro Herrera, embarcado en el Villa de Pitanxo, para felicitarse Sao Valentín y él se despidió diciéndole "en unos días ya voy para casa y estoy contigo y con el niño", Martín, su bebé de 8 meses. "Ya no llegó". Ahora ella lucha por su hijo y por la Justicia

Noemi Rivas, observando las fotos de su marido fallecido en el Villa de Pitanxo
Noemi Rivas, observando las fotos de su marido fallecido en el Villa de Pitanxo / Mónica Patxot

Hace justo un año que a Noemi Rivas la vida se le puso al revés. El 14 de febrero de 2022, habló con su marido, Pedro Herrera, embarcado en el Villa de Pitanxo, para felicitarse San Valentín. Él le dijo que la quería, ella a él que no le quería solo un día, sino toda la vida. Él se despidió diciéndole "en unos días ya voy para casa y estoy contigo y con el niño", Martín, su bebé de 8 meses. 

Imposible imaginar que sería su último San Valentín. Su última conversación. "Ya no llegó". Su cuerpo se quedó en la sala de máquinas, donde estaba de guardia como primer oficial cuando el barco naufragó en Terranova al día siguiente. Fue tan solo unas horas después de aquella conversación. Hace un año. Aunque a ella le haya parecido ya toda una vida. 

"Hace un año que por última vez escuché su voz", nos cuenta sentada en el salón de su casa. Delante, el álbum de su boda con Pedro y toda una colección de fotos juntos. Las paredes, todas cubiertas de fotos de él, ya sea solo, con ella o con el niño. Pero siempre él. En su mente lo tiene presente a diario. En su casa, también. 

No ha olvidado nada de aquel traumático día, en el que quedó "en shock". Estaba en casa cuando la llamó su hermana porque había visto en una red social que el barco había desaparecido. En seguida, llegó su cuñado por la puerta. Y todo se puso al revés.

De aquellas horas guarda como recuerdo el dolor la escasa información y el trato que recibió de la armadora del buque, Pesquerías Nores. "Fueron crueles de no llamarnos ni de mandar a nadie a la puerta de casa. Son malas personas, miserables e inhumanos. ¡Que somos personas! Hay 21 fallecidos".

Durante las horas siguientes no era capaz de comer e incluso estuvo tres días en los que "no era capaz" de estar con su hijo porque "es igualito a él". Nos enseña una foto del fallecido a la edad del pequeño y la compara. Resulta complicado distinguir quién es quién. 

Luego llegaron meses de dolor, seis en los que durmió en el sofá, con su comadre a su lado toda la noche, porque era incapaz de regresar a la cama vacía. Y aún a día de hoy sobrevive gracias a pastillas, atención psicológica y la red social que la rodea. 

Su hermana, su cuñado y sus sobrinas "están ahí al pie del cañón conmigo, no me sueltan la mano para nada". El resto de familias con fallecidos entre la tripulación le sirven también de soporte, pues el dolor compartido ayuda a sobrellevar los momentos más complicados y compartir sus emociones. 

Y su principal motor para seguir es el pequeño Martín. "Mi hijo es el que me tira para delante todos los días; es el que me dice: mamá, vamos". Sigue en pie por él y sigue luchando por él. 

"Mi hijo es el que me tira para delante todos los días; es el que me dice: mamá, vamos"

Desde el principio, al pequeño le ha hablado de su padre. Cuando ve una foto suya, lo señala y dice "papá". Al niño "le preguntas dónde está su padre y dice: papá está en el cielo". Y es que lo han querido así desde un principio "para que no le sea muy duro cuando sea mayor".

También su niño le mantiene activa para seguir en la lucha que mantienen todas las familias por conocer la verdad de lo ocurrido hace un año. "Su madre lucha para que se sepa la Justicia de los 21. Para que mi hijo sepa: nosotros hemos luchado por tu padre y por 20 personas más de la manera en la que sufrieron".

Para Noemi Rivas, "lo peor de este año es que no tienes duelo todavía". ¿Por qué no lo cierra?, le preguntamos. "No podré hasta que se haga justicia.. Hay que seguir y ser fuertes y luchar, mucho nos queda por luchar", explica.

"Lo peor de este año es que no tienes duelo todavía. No podré hasta que se haga justicia"

Su duelo es, si cabe, más difícil porque no tiene un lugar al que ir a llorar. El cuerpo de Pedro es uno de los 12 que no apareció tras el naufragio y no pudo enterrarlo en tierra. Ya ha perdido cualquier esperanza de que aparezca a pesar de que, tras meses de reclamaciones de las familias, el Gobierno finalmente acaba de sacar a licitación la bajada al pecio del Villa de Pitanxo. Aunque el cuerpo de su marido no aparezca, sí cree que les dará respuestas, pues "hay pruebas abajo".

Uno de los momentos más duros de este año ha sido la Navidad, la primera sin Pedro, y si le preguntas qué se le hace más complicado de su situación actual no duda: "Lo más duro es saber sobrellevar que ese barco no va a volver más. Porque tú esperabas, pero no va a volver". 

Tiene 32 años, es de Marín, tierra de marineros, y llevaba 13 años con Pedro, ocho casados, y, sin embargo, nada la preparó para lo que ocurrió. "Nunca piensas que te va a pasar a ti. Puedes pensar en algún día un accidente pero no esto".  

"Nunca piensas que te va a pasar a ti. Puedes pensar en algún día un accidente pero no esto"

Estaba acostumbrada a una rutina de 45 días en el mar y 15 en casa, pero nunca se imaginó este desenlace. Incluso pensaba que su marido iba a regresar antes de esa marea, pues poco después de salir de puerto, se le cayó una plancha de hierro en la mano. Sin embargo, "el patrón le vendó los dedos" y tuvo que seguir trabajando. También tenía covid-19, como buena parte de la tripulación. 

Le ha quedado marcado el trato de la armadora y también habla con rabia del patrón, Juan Padín, superviviente, pues asegura que en el barco "los trataba como a perros" y que "no es buena persona". Cuando regresó de Terranova, no habló con él. No lo ha hecho en todo este año. 

Sí habla con Samuel Kwesi, el tercer superviviente junto al capitán y su sobrino, Eduardo Rial. A Samuel lo cree "al 100%" en su versión de los hechos, que atribuye negligencias al patrón. Lo cree porque "es un hombre hundido, ves una persona que sabes que ha sufrido, no como los otros dos".