Eran las 20.42 horas del miércoles cuando un tren Alvia de alta velocidad, que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol descarrilaba a tres kilómetros del casco urbano de Santiago, en Angrois.
En el tren viajaban 220 pasajeros. La cifra de víctimas va variando y aumentado a medida que avanzan las horas. El último dato oficial informaba que han fallecido 78 personas, y 141 han resultado heridas, entre ellos 35 adultos y 4 niños en estado crítico. Todavía son cifras provisionales, advirtieron las autoridades.
Descarrilaron los cuatro primeros vagones cuando circulaba por la curva de A Grandeira, saliendo despedido uno de ellos.
La investigación sobre las causas del suceso maneja la hipótesis del exceso de velocidad.
Hasta el Hospital Montecelo de Pontevedra se han trasladado a siete heridos de carácter leve. La Gerencia del Complexo Hospitalario reforzó el servicio de Urgencias.
Igualmente en Pontevedra, al igual que sucedió en el resto de la Comunidad, multitud de ciudadanos acudieron a donar sangre ante la llamada del Centro de Transfusión de Galicia.
Aunque la unidad transfusiones del Hospital Provincial estaba cerrada, el personal médico de Urgencias Materno-Infantiles apuntó en un listado a todos los voluntarios que se acercaron hasta el puesto de guardia para ponerse en contacto con ellos tan pronto sea preciso.
Las familias de las víctimas están siendo atendidas desde las 23.00 horas en el edificio Cersia de Santiago de Compsotela, en San Lázaro,por un equipo de médicos, psicólogos, voluntarios de Protección Civil y Cruz Roja. Allí se estableció el centro de coordinación de información para todo Galicia sobre el accidente, pero de todas maneras la información llega a cuentagotas y la entereza que mostraban durante las primeras horas se va agotando a medida que llega la mañana.
Hasta ali llegaron noticias desde Pontevedra y otros hospitales gallegos. "La tía Cris está en Pontevedra, y de la tía Isabel aun en el sabemos nada, así que lo único qué puedo pedirte es que reces", se sintió de repente en el exterior del edificio. Pasaba la medianoche y una mujer acababa de recibir una llamada telefónica. En el tren iba suyo hermana y acababan de decirlle que era uno de los heridos. "No sé nada más, vamos para allí", es el único que acertó a decir la prensa.