Todos los partidos políticos con representación en A Lama han aprobado en el pleno de la corporación dotar al Concello de medidas que puedan permitirle actuar de forma eficiente ante la existencia de ciudadanos que abusen de forma indebida del consumo de agua, sobre todo en época de sequía estival.
El pleno aprobó por unanimidad la modificación de la ordenanza fiscal reguladora de la tasa por la prestación del servizo de abastecemento de agua a las parroquias de A Lama y Antas, que la dota de elementos disuasorios y cohercitivos para evitar que algunos vecinos consuman de forma abusiva el agua de la traída municipal, por la que paga una cantidad anual de 25 euros independientemente del consumo.
Co esta modificación, el Concello podrá sancionar comportamiento abusivos con sanciones que podrán incluso llevar aparejada multas de entre 50 y 500 euros o el corte puntual del suministro.
El pleno de A Lama también aprobó por unanimidad una moción presentada por el grupo municipal del PSdeG-PSOE para pedir a la Xunta de Galicia la urgente puesta en marcha del proyecto de reforma de la carretera que une las parroquias de Antas y Seixido.
El alcalde, Jorge Canda, explicó que la Xunta ya le había reclamado la recogida de firmas de cesión de los propietarios de los terrenos afectados por el proyecto cuyo trabajo se estaba ya realizando y que en breve se presentará ante la administración autonómica.
Igualmente unánime fue el acuerdo para solicitar un crédito extraordinario de unos 125.000 euros para la adquisición de un camión nuevo para el servicio de recogida de basuras y 13.000 euros para hacer frente al Plan Concellos, que serán financiados sin intereses a través de la Caixa de Anticipos de Cooperación Provincial, dependiente de la Deputación y que se amortizará, en 15 años, a razón de unos 8.300 euros anuales.
El concejal de Cidadáns, Andrés Cal Malleiro, transmitió su queja y la de los hosteleros de la villa por la presencia del bar de la comisión de festas en la Festa do Codillo al considerarlo "competencia desleal" y su intervención dio lugar a un enfrentamiento directo con el alcalde, que le recordó que cuando estuvo de presidente de los festejos de San Cristóbal no tuvo problema alguno en ubicar un bar en la Alameda durante siete años consecutivos.