El centro urbano pontevedrés tiene 3,4 kilómetros de tubería sin separar pluviales y fecales

Pontevedra
16 de mayo 2016

De los más de 500 kilómetros de tuberías que existen en el casco urbano pontevedrés, en 3,4 kilómetros están sin separar las aguas pluviales y fecales. Este dato supone el 0,6% de total, según las estimaciones de los técnicos municipales, que este lunes ha hecho públicas el portavoz del gobierno local, Raimundo González

Trabajadores de Viaqua Mónica Patxot

De los más de 500 kilómetros de tuberías que existen en el casco urbano pontevedrés, en 3,4 kilómetros están sin separar las aguas pluviales y fecales. Este dato supone el 0,6% de total, según las estimaciones de los técnicos municipales, que este lunes ha hecho públicas el portavoz del gobierno local, Raimundo González.

"É unha cantidade moi pequerrecha", valoró este portavoz que aseguró que avanzar en esta separativa de las canalizaciones es uno de los objetivos del Concello.

En este sentido, todas las reformas acometidas en los últimos años incluyen en su proyecto la instalación de este tipo de servicio.

Las conducciones que no tienen separativa se encuentran en un tramo de la calle Loureiro Crespo, en una parte de Benito Corbal y en otras calles más pequeñas.

Obviamente todas en el casco urbano ya que en el rural no existe este servicio puesto que las aguas pluviales no son recogidas por conducción alguna que las evacúe.

El alcalde de Pontevedra, Miguel Fernández Lores, en la reunión por el saneamiento de la ría celebrada la pasada semana pidió a la Xunta que asumiese compromisos en la separación de las aguas pluviales y residuales por parte de los concellos de la ría de modo que el caudal llegue a la Edar sea menor que el actual, además demandó la mejora de la depuradora de Os Praceres y del emisario submarino.

Es decir, uno los problemas del saneamiento de la ría es que el volumen de agua que llega a la depuradora de Os Praceres no es todo aguas grises ya que, cuando llueve, las aguas pluviales llegan por las redes de alcantarillado haciendo rebosar los colectores, que al ser incapaces de soportar tanta carga, la acaban expulsando por los aliviaderos.