El carballo de Santa Margarita, candidato español a Árbol Europeo del Año

Pontevedra
08 de octubre 2017

Un total de ocho propuestas compiten por ser el representante español en el concurso Árbol Europeo del Año, un certamen que busca destacar interesantes árboles viejos como un importante patrimonio natural y cultural que apreciar y proteger. Y uno de los candidatos es de Pontevedra: el centenario carballo de Santa Margarita

Carballo de Santa Margarita
Carballo de Santa Margarita / Cristina Saiz

Un total de ocho propuestas compiten por ser el representante español en el concurso Árbol Europeo del Año, un certamen que busca destacar interesantes árboles viejos como un importante patrimonio natural y cultural que apreciar y proteger. Y uno de los candidatos es de Pontevedra: el centenario carballo de Santa Margarita.

El carballo pontevedrés fue elegido por un jurado de expertos que, para analizar las propuestas presentadas, tuvieron en cuenta la singularidad del ejemplar, junto con el apoyo y la importancia social de estos árboles.

Bosques sin fronteras, la entidad encargada de elegir al representante español, destaca que el carballo de Santa Margarita es el árbol "más famoso de Galicia" y lo catalogan como un símbolo cultural, natural, etnográfico, histórico y artístico.

Este ejemplar, de quince metros de altura y 500 años de antigüedad, ha sido "testigo vivo" de la historia y de las tradiciones gallegas y, recuerda este organismo, "eso no ha conllevado la debida protección del árbol y de su entorno".

"La Iglesia, propietaria del terreno, y las distintas administraciones públicas han hecho muy poco y el árbol aumenta su desequilibrio peligrosamente", denuncian desde la ONG, que espera que una hipotética selección del carballo ayude a un mayor cuidado hacia él.

En esta primera fase, el carballo se enfrentará a otros siete rivales de Asturias, Valencia, Badajoz, Ávila, Sevilla, Jaén y Navarra. La votación está abierta hasta el próximo 31 de octubre y se puede participar en este enlace.

Todos ellos son árboles en los que, según recoge el espíritu del concurso, no importa la belleza, el tamaño o la edad sino la historia y la conexión con las personas. Así, se buscan árboles que se hayan convertido en una parte integrante de la comunidad en su sentido más amplio.

El ganador de esta preselección se enfrentará, en febrero, a una votación con representantes de más de una docena de países europeos.