El autor confeso del crimen de Ponte Caldelas "mermó" la capacidad de defensa de su víctima y le asestó puñaladas "en cuestión de segundos"

Pontevedra
16 de octubre 2019

El peritaje de los forenses que pudieron escuchar los miembros del tribunal popular que debe juzgar los hechos añade que Manuel tenía cuatro heridas en el cuello, ninguna de ellas mortales, y el resto -hasta un total de más de 20- estaban concentradas en el lado izquierdo del cuerpo, en especial en la zona torácica. Tres fueron mortales

Marcos Vidal, autor confeso del crimen de Ponte Caldelas, a la salida de la Audiencia
Marcos Vidal, autor confeso del crimen de Ponte Caldelas, a la salida de la Audiencia /

Manuel Rivas, víctima del conocido como crimen de Ponte Caldelas, tenía mermada su capacidad de defensa cuando recibió más de 20 puñaladas. Así lo aseguraron este miércoles los forenses que declararon en la tercera sesión del juicio contra el autor confeso del crimen, Marcos Vidal, que se sigue en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra. 

Manuel Rivas, que tenía 39 años y era el marido de la antigua compañera sentimental del acusado, recibió, según los forenses, más de una veintena de navajazos. Tenía lesiones defensivas en la mano izquierda, pero en realidad tuvo pocas opciones para defenderse porque el acusado le inmovilizó el brazo derecho, el que, en realidad, le habría permitido la posibilidad de intentar escapar de su agresor, pues era diestro. 

Según relataron en la sala de vistas, Manuel tenía una herida contusa en el hombro derecho hecha por "contención", presumiblemente por la presión de una rodilla de su atacante para inmovilizarle. Además, todas las heridas de defensa las tenía en la mano izquierda, lo que implica que seguramente era la única que tendría libre para intentar escapar. 

Además, relataron que todo apunta a que la agresión se produjo cuando ambos estaban en el suelo y probablemente Marcos encima de Manuel, como apunta la circunstancia de que no había salpicaduras en la pared de la habitación. 

El peritaje de los forenses que pudieron escuchar los miembros del tribunal popular que debe juzgar los hechos añade que Manuel tenía cuatro heridas en el cuello, ninguna de ellas mortales, y el resto -hasta un total de más de 20- estaban concentradas en el lado izquierdo del cuerpo, en especial en la zona torácica. 

En cuanto a la causa de la muerte, a modo gráfico aseguraron que se murió desangrado. En terminología más técnica, falleció por "shock hipovolémico". De todas las heridas recibidas, tres habrían sido mortales al afectar a órganos claves como el pulmón o la arteria pulmonar. Dos las recibió en la zona torácica y una en la espalda. Esta "probablemente" fue la última que recibió. 

Por la sala de vistas también pasaron este miércoles varios peritos de Criminalística de la Guardia Civil que indicaron que todo apunta a que las heridas fueron todas casi simultáneas. Así, una especialista que declaró por videoconferencia desde Madrid relató que fueron "de manera muy consecutiva". 

A modo de ejemplo, aseguró que tenía tres heridas en el tórax "muy próximas, con morfología y dimensiones muy similares" y realizadas en un período muy corto de tiempo, probablemente "en cuestión de segundos". 

Marcos Vidal se entregó a la Guardia Civil tras el crimen y dio a los agentes que le detuvieron la navaja que había utilizado para matar a Manuel en el dormitorio de la casa que compartía con Sandra Martínez, su ahora viuda que, según sostienen todas las  partes excepto ella misma, mantenía o había mantenido hasta poco tiempo antes una relación sentimental con el acusado. 

Esa navaja, que se ha mostrado varias veces en la sala de vistas desde el inicio del juicio el lunes, tenía unos ocho centímetros y los forenses indicaron que las heridas de Manuel tenían entre 6 y 7 centímetros, de modo que son compatibles con ese arma blanca. 

En esta misma línea se manifestaron otros especialistas de la Guardia Civil. Un perito que se conectó por videoconferencia desde Madrid indicó que el filo de la navaja es "compatible" con los cortes que presentaba la ropa del fallecido. 

Otros especialistas confirmaron que en la habitación en la que apareció el cadáver de Manuel había signos de lucha y que no había destrozos ni desorden en ningún otro punto de la vivienda de la calle México de Ponte Caldelas en la que se produjeron los hechos. En el dormitorio sí había "señal de pelea y forcejeo" y había huellas de zapatillas por toda la cama. 

El juicio concluirá este jueves. Está previsto que declaren varios agentes de la Guardia Civil y que las partes hagan sus informes. A continuación, los miembros del jurado deberán deliberar sobre la culpabilidad o no del procesado, trámite que previsiblemente empezará el viernes. 

El fiscal le atribuye un delito de asesinato con alevosía y solicita una pena de 20 años de prisión, la prohibición de acercarse a la viuda durante 25 años y una medida de libertad vigilada durante ocho años más. Las acusaciones particulares que ejercen sus padres y su viuda piden 20 y 25 años por asesinato y su abogado defensor reduce la acusación a homicidio.