El acusado del crimen de Ponte Sampaio pide perdón a la familia y vuelve a confesar: "Me cegué"

Pontevedra
12 de diciembre 2016

'Coco' detalló ante el jurado que la madrugada del crimen estaba discutiendo con su ex novia en el coche de ella, "fue a más, a más" y, en un momento dado, él le clavó la navaja que había sacado para hacerse un porro. Después, siguió acuchillándola en el exterior. "Se me fue de las manos", reconoce

Juan Antonio Lusquiños, 'Coco', en el juicio por el crimen machista de Ponte Sampaio
Juan Antonio Lusquiños, 'Coco', en el juicio por el crimen machista de Ponte Sampaio / Mónica Patxot

Juan Antonio Lusquiños, conocido como 'Coco', ha vuelto a confesar este lunes que el 24 de octubre de 2015 mató a puñaladas a su exnovia, Concepción Reguera Peón, Conchi, en la parroquia de Ponte Sampaio. Ya lo había reconocido tras su detención ante la Policía Nacional y en el Juzgado de Guardia, pero ahora lo ha reiterado ante el jurado que ha empezado a juzgarle en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra

Juan Antonio Lusquiños asistió a los minutos iniciales del juicio aparentemente tranquilo y no se mostró afectado durante su interrogatorio, hasta que al final del mismo, y a preguntas de su abogado, pidió perdón a la familia de la fallecida y rompió a llorar. "Que lo siento, que por mucho que haga no la voy a poder devolver", trasladó a los familiares de su víctima. Un parte de ellos estaban en la sala y en ese momento también se dejaron invadir por las lágrimas. 

En relación con el crimen, indicó que acudió de madrugada a casa de su exnovia porque "la echaba de menos" y sintió necesidad de verla. Caminó entre cuatro kilómetros y medio y cinco y la esperó a la puerta de la vivienda, hasta que ella llegó y le dijo "sube, anda, que te llevo a casa". Entró en el coche y ella se detuvo un momento "para hablar", momento en el que empezó una discusión que "fue a más, a más" y, en un momento dado, aún dentro del coche, él le clavó la navaja que había sacado para hacerse un porro. "Se me fue de las manos", reconoce

Tras esa primera cuchillada, ella salió del coche y él detrás y volvió a hacerlo. No recuerda exactamente cuantas veces le clavó la navaja, pero sí que "más de una, una en el coche y, al salir, me cegué". Se detuvo porque un vecino que residía justo al lado salió alertado por los gritos de ella y se marchó en el coche de su exnovia sin rumbo fijo, "a dónde me llevó la mente en ese momento". Acabó en una pista forestal de la que no logró salir, dejó el coche y tiró la navaja por el entorno. 

Desde allí puso rumbo a Soutomaior inicialmente con intención de ir al cuartel de la Guardia Civil, pero estaba cerrado, de modo que volvió a su casa y se cambió de ropa porque había tenido que cruzar el río a nado y estaba empapado. Cuando llegó la patrulla que le detuvo, inicialmente se escapó, pero luego ya no se resistió. En cuanto le dieron el alto y le dijeron que ella estaba muerta, "supe que iba a confesar". "Antes no podía confesar poque no sabía que estaba muerta", matiza.

La Fiscalía de la Audiencia Provincial y la acusación popular, que ejerce la Xunta, consideran que 'Coco' es culpable de un delito de asesinato con alevosía con la circunstancia agravante de parentesco y que debe ser condenado a 20 años de prisión. Su abogado defensor mantiene que es autor de un delito de homicido con las circunstancias atenuantes de confesión y graves problemas psiquiátricos y, alternativamente, la atenuante analógica de confesión tardía y  reduce a la mitad la petición de condena. Considera que en el momento de los hechos fue víctima de un "arrebato, obcecación u otro estado pasional semejante". 

El escrito de defensa sostiene que, tras el fin de la relación entre Conchi y 'Coco' el verano anterior al crimen, él sufrió un "grave trastorno psiquiátrico" y una "profunda depresión" que incluso le llevó a a intentar acabar con su vida. Basándose en esa estrategia, explicó que el día del crimen acudió al domicilio de ella porque sintió "una fuerte nostalgia por su ex pareja". En esa discusión, asegura que ella le dio una bofetada y él, en reacción, le enseñó la navaja y le amenazó con clavársela si no dejaba de pegarle. 

Según su versión, ella le dio otra bofetada y él, "deprimido y roto de dolor, le da un navajazo". A partir de ahí, asegura que "no se acuerda" de los detalles de lo ocurrido por "estar en un estado de absoluto trastorno mental". De hecho, sostiene que cuando la Guardia Civil le detuvo no recordaba haberla matado.