Dos de cada tres usuarios de los albergues durante el estado de alarma llevan más de 3 años viviendo en la calle

Pontevedra
07 de junio 2020

 Un 63% de las personas que pernoctaron nos albergues de Raíña da Paz (Salcedo) y el Pabellón Multiusos da Xunqueira durante lo estado de alarma lleva más de tres años viviendo en la calle y un 19% entre un y tres años. Así lo refleja la memoria de actividad elaborada por la Concellería de Benestar Social sobre los 76 días que los centros de acogida provisionales permanecieron abiertos

Preparación del Pabellón Multiusos para acoger a personas sin hogar Diego Torrado

Un 63% de las personas que pernoctaron nos albergues de Raíña da Paz (Salcedo) y el Pabellón Multiusos da Xunqueira durante lo estado de alarma lleva más de tres años viviendo en la calle y un 19% entre un y tres años.

Así lo refleja la memoria de actividad elaborada por la Concellería de Benestar Social sobre los 76 días que los centros de acogida provisionales permanecieron abiertos y en los que se atendió a 58 usuarios con un promedio de edad de 46 años (teniendo 72 años el de más edad y 19 el más joven), 52 de ellos hombres y 6 mujeres, con una media por persona de 33 días alojados (hubo cuatro que estuvieron los 76).

La responsable del departamento municipal, Paloma Castro, subraya la importancia que estos albergues tuvieron durante la crisis sanitaria de la Covid-19, destacando que solo el 28% del total de usuarios venía derivado de los centros de Cáritas y San Vicente de Paúl, "lo que significa que la mayor parte, un 72%, son ciudadanos que no suelen acudir a los recursos creados para cubrir sus necesidades y, por lo tanto, que estos albergues fueron capaces de llegar a ellos en una situación de máxima necesidad". 

No obstante, los albergues tuvieron derivaciones de otros recursos sociales y sanitarios, como los centros hospitalarios de la ciudad o la Unidad Asistencial de Drogodependencias. Paloma Castro recuerda que su apertura se produjo por la excepcional situación motivada por la pandemia de la Covid-19, que obligó a cerrar las instalaciones de Cáritas y de Calor y Café, con la finalidad de garantizar que las personas sin hogar cumplieran con el confinamiento decretado a nivel nacional. 

UN CASO POSITIVO

El 26 de marzo se detectó un caso positivo de coronavirus que obligó a poner el centro en cuarentena y activar un dispositivo especial de desinfección de las instalaciones, asegurando que las personas que estaban en el albergue cumplieran las medidas sanitarias. "Se consiguió que la Covid-19 no extendiera y, tres semanas después de dar positivo, el usuario volvió al albergue ya curado", señala Paloma Castro.

Por su parte, y puesto que las instalaciones de Raíña da Paz no podían acoger a más usuarios, el Concello abrió el día 8 de abril el Pabellón Multiusos da Xunqueira, que fue preparado para funcionar como albergue por el personal del servicio de Deportes.

La alimentación fue cubierta por el comedor de San Francisco, Cáritas y por el Concello gracias a un donativo de alimentos de Supermercados Froiz, mientras que las necesidades de ropa fueron atendidas por Cáritas y los gastos de farmacia por Cáritas y Cruz Roja. San Vicente Paúl también colaboró en la alimentación con la compra de productos especiales para dietas.

Cuando el albergue cerró sus puertas estaban usando este recurso 23 personas, de las que 16 fueron derivadas a los albergues de Cáritas y de Calor y Café, que abrieron al 50% de su capacidad. El resto de usuarios alquilaron pensiones y habitaciones en pisos compartidos o regresaron a sus lugares de origen.

LA MITAD VIVE EN LA MENDICIDAD Y NINGUNO TIENE TRABAJO

La memoria de los Servicios Sociales pone de manifiesto que un 33% de los usuarios de los dos albergues provisionales fueron extranjeros, procedentes de países como Italia, Portugal o Rumanía, así como del continente africano.

Una encuesta llevada a cabo con la participación de 27 personas usuarias reflejó que el 100% están desempleados, el 50% viven de la mendicidad, el 21% percibe alguna prestación social (como la Risga), el 19% cobra una pensión (no contributiva, de invalidez...) y un 10% recibe ayuda de su contorno familiar.

Asimismo, un 32% de los encuestados manifiesta que no tiene ningún problema de salud, el 27% tiene diabetes o hipertensión, el 17% indica que presenta problemas con el alcohol, el 7% con otras drogas, y un 17% sufre problemas mentales.

Las malas condiciones de salud de esta población se puso de manifiesto en que, durante los 76 días en los estuvieron abiertos los albergues, se tuvo que llamar casi una treintena de veces al 061 para que atendiera a alguno de los usuarios.

En el campo sanitario, un 40% no toma la medicación prescrita para tratar sus patologías y que un 32% de los usuarios no dispone de tarjeta sanitaria. Un 25% manifestaron que habían sido víctimas de algún delito por estar en la calle y casi totalidad de las personas asistidas demanda una atención integral y personalizada, que atienda a su situación sanitaria, económica y social, y el 73% valora como buena o muy buena la atención recibida en los albergues habilitados por el Concello durante la pandemia.