Dolor en Figueirido: "Nunca se ha visto esto entre gitanos"

Vilaboa
26 de febrero 2014

Rosi, hermana de María Luisa Jiménez, asegura que "nunca" había fallecido en España una mujer de etnia gitana en iguales circunstancias, supuestamente víctima de un delito de violencia de género por el que ya está en prisión su cuñado. Reconoce que el detenido "le daba malos tratos" a la fallecida, pero ella nunca le denunció porque "una mujer gitana aguanta" y anuncia que pedirá la custodia de cuatro de los seis hijos de la fallecida

Familiares y amigos de María Luisa Jiménez durante el velatorio de la fallecida en Figueirido
Familiares y amigos de María Luisa Jiménez durante el velatorio de la fallecida en Figueirido / Mónica Patxot

El cuerpo sin vida de María Luisa Jiménez Jiménez llegó a la casa en la que vivió los dos últimos meses de su vida de madrugada. En Figueirido, en la vivienda de su hermana Rosi, le esperaba una nutrida representación de su familia y también otros allegados de etnia gitana de distintos puntos de la provincia. Permanecieron allí durante toda la noche y la mañana, hasta su traslado al cementerio de San Mauro, donde fue enterrada. Fueron muchas horas de dolor en las que se repitieron llantos y lamentos: la gravedad de que la víctima estuviese embarazada y lo raro de que salga a la luz un caso de malos tratos entre personas de su etnia y que desencadene en un crimen.

"Nunca se ha visto esto entre gitanos", lamentaba este miércoles Rosi Jiménez a las puertas de su casa. Dentro, en el bajo de la vivienda, velaban el cuerpo de su hermana mientras en el exterior les respaldaban varias decenas de familiares, amigos y vecinos de Vilaboa. Todos se mostraron muy receptivos con los medios de comunicación que se acercaron a la casa, quieren que se sepa lo que pasó porque "es mucho dolor".

Rosi explica por qué es tan inaudita la escena que protagoniza. Asegura que "nunca" había fallecido en España una mujer de etnia gitana en iguales circunstancias, pues su hermana fue supuestamente víctima de un delito de violencia de género por el que ya está en prisión su cuñado, José Luis Cortiñas Romero. Asegura que el detenido "le daba malos tratos" a la fallecida, pero ella nunca le denunció porque "una mujer gitana aguanta". 

La familia sí era conocedora de estos malos tratos, pero nunca habría imaginado que acabasen en un homicidio como el que supuestamente el domingo acabó con la vida de María Jiménez, conocida como 'La Lupe'. Esta violencia habría empezado un año antes, cuando empezó a deteriorarse la relación entre la pareja, que llevaba 23 años de matrimonio y tenía seis hijos en común. 

"Una vez me la trajeron los yernos con un ojo morado, él vino a buscarla y ella se fue con él"

'La Lupe', de 37 años, se casó con el detenido con 14 años y se mudó a vivir de O Vao (Poio) a Lugo, pero hace un año supuestamente sufrió un episodio de malos tratos que no llegó a denunciar. La Policía tuvo constancia del mismo, en el que resultó lesionada, pero ella se negó a acusar a su marido y siguieron conviviendo hasta hace dos meses. La relación ya estaba muy deteriorada y ella se mudó a vivir con su hermana en Figueirido, llevándose con ella a sus cuatro hijos menores, de 11, 6, dos años y medio y un año. Las mayores, de 22 y 16 años, ya tienen pareja y una ya está casada y tiene vástagos.

Rosi tiene constancia de esos malos tratos. Asegura que "una vez me la trajeron los yernos con un ojo morado, él vino a buscarla y ella se fue con él", pero ahora 'La Lupe' ya se había cansado. Estaba embarazada de mes y medio y no quería seguir sufriendo, así que este domingo día 23, cuando su marido acudió a Figueirido a buscarle, no quería acompañarle. "ÿl le dijo: "vamos Lupe" y ella le dijo: "yo no voy", pero se la llevó a la fuerza", explica su hermana. 

Según indica, eso ocurrió sobre las 14.00 horas del domingo y tres horas después, sobre las 17.00 horas, su cuñado la llamó por teléfono y le dijo "tu hermana me la ha jugado, se ha marchado". Según su versión de los hechos, el ahora detenido se la llevó en el coche en dirección a Lugo y a la altura de Santiago de Compostela pararon en una gasolinera porque ella decía que estaba mareada y se subió en un taxi.

La familia empezó a buscar a la desaparecida, pero empezaron a sospechar y Rosi presentó una denuncia en la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra por la que el lunes fue interrogado y detenido el marido, que acabó confesando que mató a su esposa y la enterró en Teixeiro. Finalmente, el cuerpo apareció en O Pino, enterrado y, según la hermana de la fallecida, "tenía una nevera encima". 

"No solo asesinó a mi hermana, también a mi sobrino, que estaba en estado"

Hasta que los hechos se aclararon, el hombre "nos dio tres versiones y todo era mentira. Ya estaba enterrada, que la enterró él mismo". Lo relata con rabia y con odio en sus palabras, sentimientos dirigidos a quien fue su cuñado y que, según la autopsia, apuñaló a la fallecida. Rosi muestra más rabia al pensar en cómo está el cuerpo de la vítima: "mi hermana no era la que está ahora ahí. La apuñaló y la golpeó". 

La rabia crece cuando piensa en sus sobrinos, que se quedan "solos". Ella ya ha decidido que pedirá la custodia de los cuatro menores porque "no quiero que tengan relación con la familia del asesino". Y la frustración le invade cuando recuerda que la fallecida estaba embarazada. Rosi sostiene que el detenido es autor de un doble crimen, pues "no solo asesinó a mi hermana, también a mi sobrino, que estaba en estado". 

La Sociedad Gitana en Galicia decreta 10 días de luto oficial y anuncia que como señal de duelo va a colgar lazos contra la violencia machista a través de todas las ferias y mercados de Galicia.