Como todas las buenas historias cinematográficas, el Entroido de Pontevedra ha tenido su final.
Y el protagonista, como no podía ser de otra manera, ha sido su entrañable Loro Ravachol, que se ha despedido como siempre, entre llamas.
Eso sí, lo ha hecho una semana más tarde de lo habitual, ya que su entierro, que estaba programado para el sábado pasado, tuvo que ser aplazado por el mal tiempo.
Superado ese contratiempo, cientos de personas han querido acompañar a la comitiva que ha dado su último adiós al loro por las principales calles del centro histórico pontevedrés.
La salida de este infausto cortejo fúnebre, llena de plañideras y personalidades que no han querido perderse el último adiós a Ravachol, se produjo como es habitual desde la Praza da Verdura y, tras recorrer varios enclaves, finalizó en la Praza da Ferrería.

Fue con un desfile en el que, además del séquito del loro, participaron las comparsas Las Flores del Carnaval, Os 100Tolos, Os Paparrulos , Os Solfamidas. Vamos a Todo y Os Alegres.
Ya en A Ferrería y con el loro preparado para sucumbir ante las llamas, ataviado con su atuendo de director de cine -en referencia a los Premios Feroz-, el Entroido pontevedrés daba sus últimas bocanadas de aire. Todo ello en medio de una gran expectación.
Con las cenizas de Ravachol elevándose sobre el cielo estrellado que cubría la noche de la Boa Vila, muchos han comenzado a pensar ya en la fiesta del próximo año.
No es para menos. El Entroido pontevedrés, en el que un año más ha reinado la diversión, la retranca y el buen ambiente, siempre cumple con sus expectativas.



































































