Las restricciones a las que este verano están sometidas tanto playas como piscinas de acceso público han desatado el propósito de disponer de una piscina propia. Se quieren de todo tipo: de obra, de poliéster o desmontables en todos sus tamaños.
Empresas online dedicadas a la venta de piscinas desmontables muestran en sus catálogos de forma reiterada la palabra "agotado". Hay fabricantes de estas piscinas que ante la demanda que están teniendo se van a limitar a producir unos modelos determinados, lógicamente los más solicitados.
Chequeamos el empresas del sector dentro del área de influencia de Pontevedra y Salnés. Una de las conclusiones: los clientes o posibles clientes quieren disponer de su piscina cuanto antes y después ya se deciden por las opciones del presupuesto.
Rafa Rodríguez es uno de los gerentes de Piscinas Salnés de Vilagarcía, que trabajan fundamentalmente en las Rías Baixas. En su caso no cesan las llamadas y avanza que "antes de que llegara la pandemia ya teníamos un año bastante cubierto y ahora ya se disparó del todo".
En estos momentos las piscinas que se solicitan de obra las están remitiendo a partir de septiembre De las consultas que atienden sobre un 30% se interesan por las de obras y el resto por las piscinas con vaso de poliester.
Manuel Domínguez es gerente de Piscinas Míguez en Cuntis, trabajan para toda Galicia. Los presupuestos que han dado hasta la fecha son más del doble de los que tuvieron el año pasado "esto es lo que pudimos atender", indica. Se piden piscinas de poliester o desmontables para primeras y segundas residencias particulares; en un porcentaje bajo, estiman un 5 o 10%, se solicitan para viviendas destinadas a turismo.
En torno a la Semana Santa empezaron a notar un aumento importante de llamadas y con el inicio de la desescalada, empezó "la escalada" de llamadas. Esta circunstancia "no la esperábamos, de hecho creímos que caerían contratos que teníamos, pero no, ha sido lo contrario".
En Pontesampaio está ubicada Piscinas Doble V y trabajan para toda la provincia, su propietario Francisco Vidal también coincide "está siendo una locura te lo puedo confirmar. En torno a los veinte días del confinamiento empezaron a llamar y esto se triplicó".
Ellos se dedican únicamente a la piscina de obra "no llegamos a todo lo que nos están pidiendo. Agosto lo tenemos completo y los que llaman ahora ya les tenemos que decir que para este verano va a ser complicado". También en este caso sus previsiones, afortunadamente, no se han cumplido: "no lo esperábamos para nada, cuando se empezó con esto del coronavirus creímos que la situación se iba a poner muy floja, pero está siendo completamente alrevés".
Los que reclaman premura pueden tener una piscina fija de poliester entre los cuatro y diez días, si no se producen imprevistos y las condiciones meteorológicas lo permiten. En el caso de una piscina de obra, de hormigón, un mínimo de tres semanas.
STOCKS AGOTADOS
Antonio Ferreira es director de tienda en Bricoking Pontevedra, donde la oferta responde únicamente a piscinas desmontables. Abrían el pasado martes y "desde el primer momento empezaron a llevarlas. Se repusieron dos veces y se acabó el stock que había", explica. Se llevan todos los tamaños desde las más grandes a las más pequeñas, lo que supone una horquilla de precios desde algo más de cien hasta los mil euros.
La situación no es exclusiva de los pontevedreses, sucede en el resto de almacenes de esta cadena "de las más grandes no hay estockaje, los pedidos que llegan son para fabricar", por lo que el suministro tardará en llegar unas cuatro semanas. Para ellos esa situación de alguna manera "ya era previsible", no ha sido motivo de sorpresa.
En esta superficie encontramos a un matrimonio que únicamente lleva en su carrito una piscina para su vivienda unifamiliar: "es para los nietos. Si no se puede ir a la playa habrá que quedar en casa y estar en la piscina, aunque sea pequeña", no obstante reconoce que no es mucho de playa "pero este año todavía menos".