La pandemia y, en especial, las restricciones aplicadas este mismo viernes con el cierre perimetral de Pontevedra, Poio y Marín han dejado su huella este sábado en el tradicional mercado de flores de Todos los Santos que se celebró en la plaza de la Ferrería con tan solo 29 puestos y escasísima afluencia de compradores.
El mercado ya había reducido este año el número de puestos de 42 a 33 para adaptarse a los protocolos de seguridad de la covid-19, pero finalmente tan sólo montaron este sábado 29. Según explicó la concejala de Promoción Económica y Turismo, Yoya Blanco, se repartieron los 33, hace 16 días uno de los vendedores dijo que no podía acudir y este sábado tres no se presentaron.
Tanto la concejala como los vendedores consultados por PontevedraViva atribuyen esa ausencia a las nuevas restricciones. Pese a que en el mercado se habían tomado todas las precauciones, el cierre perimetral y la incertidumbre derivados de la pandemia desanimaron a los compradores.
Por su parte, Yoya Blanco animó a los compradores a acudir al mercado, que continúa este domingo 1 de noviembre en la Ferrería, pues el sector está "muy golpeado" por la situación y necesita que la ciudadanía acuda y compre para poder salvar una de las fechas del año que tradicionalmente tienen más ventas.
Así, recordó que se delimitaron los espacios pintando la plaza, se dibujaron indicativos para establecer vías de entrada y salida y se garantiza el distanciamiento entre puestos y el uso de mascarilla, gel y distancia social. Además, asegura que este sábado todas las personas que se acercaron tanto para comprar como para vender lo hicieron "con moito sentidiño" y respeto a las normas.
Pese a las medidas, los vendedores no lograron salvar el día. Así, algunos consultados por PontevedraViva tildaron de "desastroso" y "nefasto" el mercado, en el que les fue "muy mal". La imagen que presentó la plaza durante la mayor parte de la mañana fue la de un recinto lleno de flores y vacío de gente.
"No me da ni para pagar la flor", lamentó una de las vendedoras, que critica que el Concello no haya puesto facilidades para vender antes las flores. Otro compañero criticó la gestión municipal en este campo, si bien la mayoría coinciden en que la situación es debe a la incertidumbre derivada de las nuevas medidas y las dificultades de la gente para desplazarse.
Así, indican que muchos ciudadanos suelen comprar flores para llevar a cementerios situados en otros municipios en los que tienen tumbas o panteones familiares, pero este año no podrán desplazarse, de modo que han optado por no comprar. Además, algunos ni siquiera sabían si podían o no desplazarse a Pontevedra para comprar y otros incluso dudaban de si se podría celebrar el mercado.