"Cuidarte para cuidar". Con este título este viernes se celebró en la Subdelegación del Gobierno de Pontevedra una jornada de formación sobre lo autocuidado para personal que trabaja con mujeres que sufren violencia de género.
La actividad forma parte de la programación de la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra con motivo del 25N y la inauguró la subdelegada, Maica Larriba.
La psicóloga y enfermera experta emocional Jenifer Souto Pérez fue la encargada de disertar sobre cómo afrontar las diversas situaciones que tienen que vivir a diario estos profesionales, pues están expuestas y expuestos a una mayor probabilidad de sufrir agotamiento o desgaste profesional.
A lo largo de la charla, se expusieron algunas de las principales variables relacionadas con el bienestar, para hacer conscientes a los y las profesionales que no son los únicos que experimentan tales sensaciones y síntomas, sepan identificarlos y abordarlos, y puedan así mejorar personalmente y a su vez, su intervención con las víctimas.
Larriba subrayó la necesidad de seguir trabajando para aportarles a estos profesionales que atienden en la primera línea a víctimas de violencia de género "las herramientas de autocuidado y los sistemas necesarios para que puedan desarrollar su trabajo en las mejores condiciones posibles".
Quiso agradecer el trabajo de los y de las profesionales presentes por ser "la primera línea de ayuda" para aquellas mujeres que deciden salir del infierno de la violencia machista.
"Sois el pilar fundamental para ellas y por eso quiero agradeceros sinceramente el trabajo que realizáis" destacó Larriba. Ante la carga emocional y psicológica que implica esta labor, hizo hincapié en la relevancia de acciones formativas como esta para facilitarle esas herramientas y capacidades "para que el trabajo no os lo llevéis a la casa".
Larriba reconoció que "tiene que ser muy difícil" para estos profesionales "abstraerse cuando una víctima os cuenta toda su situación de maltrato en ocasiones vivida durante años; su impotencia y su desesperación que la conducen a una situación de angustia indescriptible; algo con el que es muy difícil no empatizar y, sobre todo, como se dice habitualmente no llevar a casa cuando uno sale de su trabajo".