Francisco G.L., el dueño de la pirotecnia ilegal que explotó en Paramos (Tui) en mayo de 2018, provocando la muerte de un matrimonio, una treintena de heridos y 12 millones de euros en daños materiales, ha sido condenado a cuatro años de cárcel.
La Audiencia de Pontevedra le considera autor de un delito imprudente de estragos, en concurso ideal con dos delitos de homicidio imprudente y veintiocho delitos de lesiones por imprudencia, y de tres delitos de riesgo catastrófico provocado por explosivos.
El fallo, que ha divulgado el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, emana del acuerdo alcanzado entre la Fiscalía y el acusado, que incluye diez años de inhabilitación para ejercer su profesión y seis de no poder aproximarse a un kilómetro de la zona cero de la explosión.
En el ámbito de la responsabilidad civil, Francisco G.L. deberá indemnizar con 280.000 euros a cada uno de los dos hijos del matrimonio fallecido, que en el momento de los hechos tenían 6 y 14 años, y con 186.290 euros a las 37 personas heridas en la explosión.
Las indemnizaciones llegarán también a los propietarios de las 446 propiedades y 83 coches que resultaron dañados y que, en su conjunto, recibirán unos diez millones de euros.
Tendrá que abonar también 722.000 euros al Concello de Tui por los daños materiales causados en las redes municipales de abastecimiento, saneamiento, alumbrado público, electricidad, telefonía y viales y, por otro lado, en el mobiliario urbano.
Respecto de todas estas cantidades, la Audiencia de Pontevedra declara responsable civil subsidiaria a la aseguradora Mapfre hasta el límite de la cobertura prevista en la póliza de seguro contratada por el condenado, que alcanzaba los 1,5 millones de euros.
La sentencia considera probado que como propietario de Pirotecnia La Gallega, Francisco G.L. almacenó 1,4 toneladas de productos con carga explosiva fuera de control de la administración, 735,670 kilos de material clandestino de proveedores españoles y otros 671,136 de importación procedente de Portugal.
Ese material clandestino fue el que explotó el 23 de mayo de 2018 cuando, sobre las 16:15 horas, una cantidad total no inferior a los 2.500 kilos, reaccionó de manera espontánea por causa de la degradación del material, por una descarga eléctrica o por precipitación o sensibilidad de los productos a efectos de impacto, arrasando la zona.
Tras la explosión de la pirotécnica, la Guardia Civil localizó en posesión del empresario tres puntos de almacenamiento clandestino de material explosivo.