Cuando en Catania se habla gallego y en Pontevedra italiano

Pontevedra
24 de febrero 2019

Para celebrar el aniversario, el colegio abrió un apartado en su página web desde el qué toda la comunidad educativa implicada (docentes, padres/madres y alumnado) puede subir archivos de su experiencia y reunir tantas vivencias como compartieron.   

Ángeles Fernández, José Bernardo Vázquez, Manuel Carpintero y Teresa Couto en el CEIP Froebel Mónica Patxot

Este año es el vigésimo aniversario del intercambio lingüístico entre el colegio  Froebel y la  Scuola  Cavour de  Catania. Se cumplen veinte años de aventuras, experiencias, amistades y aprendizaje. Veinte años de la creación de una comunidad que aumenta cada día. 

Para celebrar el aniversario, el colegio abrió un apartado en su página web, Bitácora dunha aventura, desde el que toda la comunidad educativa implicada (docentes, padres/madres y alumnado) puede subir archivos de su experiencia a dos plataformas y reunir tantas vivencias como compartieron. 

Cuatro de sus participantes directos desde el CEIP Plurilingüe Froebel, aportaron sus experiencias y vivencias en relación con el intercambio: la antigua directora,  Mº Teresa Couto Nogueira, responsable del nacimiento de este viaje de experiencias y continuadora durante 15 años más; Manuel Carpintero Vázquez, actual director y responsable del proyecto, y dos de los padres que participaron, tanto a través de sus hijos como a través de la acogida de niños italianos, Ángeles Fernández Estévez y José Bernardo Vázquez García.

La antigua directora quiere dejar patente desde el principio la diferencia entre una mera excursión o viaje, y el espíritu del intercambio. En cuanto a éste, los propósitos que encierra son la creación de una comunidad y unas experiencias que tengan trascendencia en el tiempo: el aprendizaje en idiomas, pero también en valores como la aceptación o la tolerancia, la convivencia con otras culturas desde el respeto y el cariño. 

El proyecto comenzó en el año 1998, en el seno de la reciente Comunidad Europea, con todas las puertas abiertas y las ilusiones de los comienzos. En este contexto, y tras una larga experiencia en trabajar con proyectos europeos de distinta índole, nació una profunda amistad, a la que el intercambio le debe la vida. La amistad entre  Mº Teresa Couto y  Concheta  Bufardeci, cónsul honoraria de España en Catania, que proliferó de la llegada de la segunda con el fin de observar el funcionamiento de las experiencias pedagógicas que se daban en esta comunidad.

De esta visita, Concheta se llevó su amor por Pontevedra y el contacto con una docente con ideas muy afines en cuanto a su ideario del colegio por referencia, Mº Teresa Couto. En ese mismo momento, como ayuda venida del cielo, la Consellería de Educación publicó una convocatoria de intercambios lingüísticos para alumnado de último curso de primaria, siendo los existentes hasta el momento para mayores de 14 años.

En palabras de la misma  Mº Teresa, existía ahora la posibilidad de mantener contacto con otra escuela alrededor de un proyecto que suponía el aprendizaje de lenguas pero también trabajar valores, tolerancia, convivencia...

El fin último del mismo, conocerse mutuamente. Y así fue, alrededor de la iniciativa se creó una comunidad que perduraría en el tiempo. Concetta  Bufardeci, residente en Catania, le presentó a la antigua directora del Froebel a un docente con el que compartiría la visión sobre el tipo de escuela que deseaban crear y en lo que le querían transmitir a los alumnos, Santo Ligresti, antiguo director de la Scuola Cavour de Catania.

Nacía así la experiencia que se mantiene en la actualidad, que en el primer año apenas contaba con acogidas en hogares, hospedándose en hotel casi todos los alumnos. A partir de ahí, fue evolucionando, trabajando con distintos proyectos que se desarrollaban cada año en torno a diferentes temas.

Se trata, en palabras de sus responsables, de una iniciativa comunitaria, pues sin el apoyo de la comunidad educativa, resultaría imposible. Toda la comunidad escolar trabajando por la existencia de este contacto, de esta posibilidad de enriquecerse de otra cultura. Añaden, además, el apoyo que el Concello de Pontevedra les brindó siempre, desde sus comienzos hasta la actualidad.

Se trata, en palabras de sus responsables, de una iniciativa comunitaria, pues sin el apoyo de la comunidad educativa, resultaría imposible. 

“O máis importante é ter claro que tipo de escola queres, cales son os obxectivos que persegue e, despois, ter a sorte de ter unha comunidade educativa que apoie, cuxa sorte tivemos”, le comenta Mª Teresa al actual director, Manuel Carpintero.

En cuanto a la tipología de escuela que desean,  Mº Teresa no duda en responder con consagrado orgullo que siempre fue una defensora de la escuela pública, de puertas abiertas, participativa y motivadora. Dice que precisamente esas palabras son las que les gusta emplear, escuela viva y  motivadora, que responde a las motivaciones de cada época, ajustándose a los estudiantes de cada momento.

Añade que “os mestres sós non fan nada. Eu son acérrima da participación dos pais, que se manteñan implicados como aquí o están, e da participación de todos. Todo suma. Nada é excluínte. Defendo unha escola que traballe valores saudables.”

Con este lema, veinte años de intercambios se fueron sucediendo, sumando un total de aproximadamente 300 alumnos gallegos con vivencias en hogares cataneses. En cada uno de estos intercambios, nacieron anécdotas, risas y sorpresas inesperadas.

Veinte años de intercambios se fueron sucediendo, sumando un total de aproximadamente 300 alumnos gallegos con vivencias en hogares cataneses.

El alumnado catanés suele venir en el mes de marzo, a causa del final de curso anticipado de su sistema educativo. Tras su llegada, que cuenta por detrás con una relación consistente entre padres preocupados por la primera salida en solitario de sus hijos, no tienen problemas para adaptarse al haber niños en la casa. Asisten con normalidad a las clases del colegio y participan en las actividades que se realizan. Durante su estadía, la escuela organiza diferentes salidas culturales a las principales ciudades gallegas, por lo que, en palabras de José  Bernardo, “o tempo que pasan na casa é pouco. Si que é verdade que os últimos días, coincidindo coa fin de semana, temos os días en familia, pero claro, normalmente tamén preferimos levalos a visitar lugares en vez de quedar na casa”.

Cuentan también como anécdota la preocupación que sentían en un comienzo los padres italianos al saber que sus hijos jugaban en la calle con los otros niños, preocupación que mermó en cuanto comprendieron el funcionamiento de la ciudad, desnuda de circulación de coches, algo imposible en Catania, una ciudad con más de 300.000 habitantes.

Aseguran los padres que algo que todos compartieron al irse, fueron las lágrimas de despedida. Habían hecho amigos, jugado en la calle, visitado lugares y recibido una acogida amorosa y amable.

En cuanto a la visita de los niños pontevedreses a tierras italianas, siempre recuerdan la imagen de los edificios barrocos de la posguerra, los palazzos de techos inalcanzables. Visitaron con asiduidad la ciudad de Roma, aunque ahora se suprimiera para brindarle mayores facilidades a padres y profesores acompañantes. Recuerdan platos, costumbres y formas de vida que nunca habían experimentado. Lo cuentan sin aprensión, con la independencia que les brinda vivir esta experiencia desde tan pequeños. 

Según José Bernardo, los padres de hoy en día tienden a proteger demasiado a sus hijos: "Cremos que como son tan pequenos nos van necesitar ou non van poder estar sen nós. Sorprendeunos a independencia que teñen xa tan cativos e a facilidade para actuar pola súa conta. Case non nos botaron de menos”.

Cuenta Ángeles la anécdota de su hija, poseedora primeiriza de un móvil, cuyo único contacto con suya madre fue un SMS en el que la informaba de que se estaba quedando sin saldo.

Los niños reciben durante el curso en el que harán el viaje media hora semanal de italiano para crear unos conocimientos básicos, mientras que los padres y madres se preparan para la acogida por su cuenta, mediante  diccionarios o internet. El acceso a las nuevas tecnologías facilita la comunicación entre progenitores, llegando a crear amistades, al tiempo que se encuentran expuestos a otros idiomas. 

José asegura que fue muy positivo, ya que se crea una relación con otra familia, más allá de los hijos; se aprende de otra sociedad, un poco de otros idiomas y se mantiene contacto con gente de otras culturas. Incluso  bromea con la posibilidad de un intercambio lingüístico para padres y madres.

Veinte años de intercambio entre la  Scuola  Cavour y el CEIP Plurilingüe Froebel, en los que se fomentaron amistades entre familias y alumnos, con encuentros posteriores, como el caso del Erasmus en Italia. 

Mº Teresa sentencia que “Choran cando marchan, pero as esceas de cando volven son moito máis dramáticas. Pasamos momentos difíciles, é certo, pero é parte da vida mesma, e na vida hai momentos felices e hai momentos difíciles (...) Eu sempre digo que os nenos son como o barro, que os colles e empezas a moldear e sae unha cousa así marabillosa. É isto.”

El intercambio propició la creación de una comunidad educativa, formada por padres, docentes y alumnos de dos países, que se mantiene a día de hoy y que aumenta cada año. Comparten vivencias, anécdotas, risas, lágrimas, y, si en algo están de acuerdo la mayoría de sus participantes, es en que repetirían la vivencia.

Mientras los antiguos alumnos comparten sus experiencias, los de este año ya se preparan para un viaje que representa una puerta abierta a otra cultura, del que volverán con mucho más de lo que se fueron: más platos, más lugares, más idiomas, más aventuras, más independencia y más amigos.