Condenado a 16 años de cárcel por violar, pegar, acuchillar y rociar insecticida en la cara de su pareja

Pontevedra
09 de octubre 2024

La sentencia sostiene que el procesado creó un "ambiente constante de opresión y miedo" al agredir sexualmente y maltratar a su pareja

Luis J.J., acusado de maltrato, amenazas y agresión sexual
Luis J.J., acusado de maltrato, amenazas y agresión sexual /

La Audiencia de Pontevedra ha condenado a dieciséis años y diez meses de prisión a un hombre que agredió sexualmente y maltrató de forma habitual a su pareja en Pontevedra durante toda su relación sentimental, que duró un año.

El tribunal le considera autor de un delito continuado de agresión sexual, un delito de maltratos habituales y seis delitos de lesiones leves en el ámbito de la violencia sobre la mujer.

Las magistradas de la sección cuarta de la Audiencia consideran probado que el acusado, durante su relación con la víctima, especialmente desde que a los cuatro meses comenzó la convivencia, "adoptó una actitud sumamente celosa y agresiva hacia ella".

Sostienen que controlaba y restringía todas sus relaciones de amistad y familiares, su actividad laboral, sus salidas, sus redes sociales y los demás aspectos de su vida.

Para conseguirlo, destaca el tribunal recurría a la violencia física "para imponerle su voluntad", lo que generó en la víctima un "ambiente constante de opresión y miedo" en el que ella "acataba todo lo que este decía", al tener anulada su propia voluntad y personalidad.

Entre los episodios relatados en la sentencia, figura una agresión con un cuchillo de cocina en una pierna, echarle insecticida en el ojo con un espray cuando se estaba maquillando, puñetazos y patadas en las costillas o golpes en cabeza.

Dentro de los hechos probados, las juezas subrayan que "en múltiples ocasiones" el hombre obligó a la que entonces era su pareja para mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad, llegando incluso a introducirle una botella de cerveza.

Llegó un momento, segundo recoge la resolución del tribunal, que para evitar las agresiones físicas, la víctima se sometía a los deseos sexuales de su pareja "limitándose a quedar inmóvil, como si estuviera muerta".

Con la relación ya finalizada, las agresiones continuaron, por lo menos en dos ocasiones, una en el interior del domicilio de la mujer y otra en una estación de autobuses.

Este comportamiento agresivo y violento provocó en la víctima un "miedo intenso" que derivó en síntomas ansiosos-depresivos y malestar emocional y psicológico que la llevaron a cambiar su lugar de residencia para alejarse de su exparella.

Además de la pena de cárcel, la Audiencia impuso al condenado la prohibición de aproximarse a menos de quinientos metros del domicilio, centro de trabajo o lugares que frecuente la víctima durante 24 años y tendrá que indemnizarla con 5.500 euros.