Desde principios de semana, los caminos de acceso a las fincas y viviendas de un buen número de vecinos del lugar de A Ermida, en Marcón, están inundados. El agua acumulada les llega, como mínimo, hasta los tobillos, más arriba en algunas zonas, incluso cuando pasan muchas horas seguidas sin llover, causándoles molestias y perjuicios notables.
Tras varios días de trastornos, piden soluciones y, mientras esperan a que lleguen, ya no les queda otra que tirar del humor, que se ve incluso en un grupo de WhatsApp vecinal recién creado y bautizado 'A Ermida Aquapark'.
"Podemos pedir entrada: Aquapark A Ermida", "¿qué hago? ¿le pongo flotador a las ovejas?" o "vamos a tener que salir en lancha" son algunas de las frases con las que bromean, tirando de esa retranca gallega en la que muchas veces se refugia el rural pontevedrés para relajar tensión y sobrellevar mejor los problemas.
Y es que detrás de las bromas se oculta un asunto muy serio que los tiene muy indignados y preocupados. Y una única petición: "solo pedimos poder salir de casa sin botas". Porque desde principios de semana incluso poniéndose botas de agua, en cuanto ponen un pie fuera de casa, acaban empapados.
Ya han tocado a todas las empresas e instituciones que creen que pueden tener implicación en el asunto y conocen el origen de tales inundaciones: las obras de la autovía A-57. En A Ermida, a escasa distancia de la zona inundada, hay unas balsas de decantación que, con las fuertes lluvias de los últimos días, se han desbordado y roto, generando un torrente de agua tan abundante que los sistemas de canalización resultan insuficientes.
Están pensadas para que se acumule ahí el agua que llega de las obras manchada con barro y piedras y, cuando salga, esté limpia y se canalice en la red de pluviales. Sin embargo, al aumentar la lluvia en los últimos días, han cedido y ahora llega a estos caminos cercanos agua llena de tierra y barro.
La cantidad de agua que está saliendo de allí se aprecia a la perfección en una especie de cascada que cae desde la zona de las obras hacia la carretera PO-532, que va desde A Ermida hasta Ponte Caldelas. Cae en la canalización de aguas de la Xunta de Galicia, cruza la carretera y vuelve a cruzar hacia el otro lado, entrando en esta carretera municipal ahora afectada, varios caminos unidos todos en uno del lugar de A Ermida.
En los caminos, se junta con el agua de la lluvia y el resultado es el que están sufriendo, que se acumula tanta que, pese a que deja de llover, sube, como mínimo, 10 centímetros del suelo.
Estos vecinos han hablado con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (antiguo Fomento) porque es el promotor de la obra, con la empresa San José como responsable de su ejecución y con el Concello de Pontevedra como titular del camino inundado. Aunque el primer día nadie hizo caso a sus quejas, con el paso de la semana, ya les han trasladado que son conocedores de la situación y buscarán una solución.
El concejal coordinador del rural en el Concello de Pontevedra, Alberto Oubiña, se desplazó esta semana hasta la zona acompañado por la empresa responsable del mantenimiento de espacios públicos en las parroquias del rural y, tal y como ha trasladado a PontevedraViva, los técnicos municipales ya han realizado un informe y se han puesto en contacto con la empresa San José y con el ministerio para "tratar de buscar soluciones".
Según explica Oubiña, son conocedores de la situación y del origen y lo que buscan es que los responsables encuentren una solución para que estos vecinos no sufran las consecuencias. Además, cuando llueva menos, realizarán un análisis de las canalizaciones municipales para ver su estado y si es posible mejorarlas.
De momento, esas soluciones no han llegado y los vecinos empiezan a impacientarse. "Es un poco triste no poder salir de casa", se quejan y relatan problemas en su día a día como tener que llevar a los niños en coche hasta el autobús escolar porque "si no, ya se empapan nada más salir de casa" o una vecina que resbaló en una zona de barro que se generó y acabó en el suelo. "Pensé que tenía que ir a urgencias", asegura.
Además, "hay vecinos que para ir del supermercado hacia su casa tienen que bordear la carretera" y otros no pueden llevar a sus animales a pastar a fincas de su propiedad porque la carretera está tan llena de agua que los animales no pasan "como no les ponga flotador".
La cantidad de agua que llega y su fuerza también está afectando al estado de un muro de esta carretera, que está ya desprendiéndose hacia una finca. De momento, el agua no ha entrado en ninguna casa ni garaje, pero también temen que, si la situación continúa mucho tiempo más, llegue a causarle también ese perjuicio.
Estos vecinos piden una solución a corto plazo para poder recuperar el uso normal de estos caminos, pero también a largo plazo, pues temen que, si no se soluciona ahora, la situación puede continuar cuando terminen las obras de la A-57. "Espero que cuando acaben las obras no quede esto así", reclaman, porque, además, los mayores del lugar aseguran que la relación es innegable con las obras, pues "aquí nunca hubo esto antes".