En el primer día de la fase 1 de desescalada en Pontevedra, los establecimientos comerciales de la ciudad han retomado su actividad con la incertidumbre de no saber cuál iba a ser la respuesta de los clientes.
Diego Torrado, al frente de la tienda Sargadelos-Enmarcaciones Torrado, resume en una palabra la impresión de esta jornada de reapertura: "sorprendido". Y es que la afluencia de clientes ha superado las expectativas iniciales que, dado el tiempo de cierre, no eran optimistas. "Sobre todo, han venido clientes a recoger pedidos" y, en general, el número de visitantes ha sido el mismo "que cualquier otro día en esta época del año".
Entre las ventas de la mañana, Diego destaca "dos figuras de la iglesia de la Peregrina". Un aspecto que le ha llamado la atención es la cantidad de llamadas que ha recibido de clientes habituales para comprobar si estaba la tienda abierta, así que espera que esto se traduzca en un mayor número de visitas en los próximos días.
También desde Joyamar, Javier Ezpeleta, uno de los propietarios, muestra su sorpresa ante el número de clientes que ha visitado la joyería, como "si fuera un día normal". La diferencia con un lunes cualquiera del mes de mayo es que "hemos vendido pequeñas joyas para regalos de cumpleaños que habían quedado pendientes" por haber coincido con los días de cuarentena. Un detalle que le ha parecido curioso es "el gran número de cambios de pilas de reloj que nos han pedido".
Las visitas han sido muy organizadas "por el tipo de establecimiento que somos, no hay grandes colas, así que hemos podido atender a los clientes uno a uno, con todas las medidas de seguridad, mascarilla en nuestro caso y con gel hidroalcohólico para que puedan desinfectarse las personas que lo deseen, aunque no es obligatorio".
En otros establecimientos, como en Ferretería Echegaray, el día de hoy no ha sido muy diferente a las jornadas anteriores, ya que se trata de un tipo de negocio cuya actividad sí estaba autorizada desde la declaración del estado de alarma. El cambio más significativo de este lunes ha sido la ampliación del horario, que ha pasado a ser de solo mañana a mañana y tarde.
Por lo demás, no ha variado la afluencia de clientes con respecto a los últimos días en los que el sector de la ferretería está sufriendo una crisis profunda: "a día de hoy los profesionales no se están moviendo, porque no pueden ir a las casas a trabajar, salvo una urgencia, por lo que no se están haciendo arreglos, no se está pintando, no cambian grifos...", nos comenta el jefe de compras, José Vicente Martín.
La única anécdota del día es que un cliente de siempre le comentaba al dependiente que llevaba 40 días sin salir de casa y esta era su primera compra.
De momento, mantienen solo abierta la tienda de la calle Echegaray puesto que la situada en Eduardo Pondal, al superar en superficie los 400 metros cuadrados, no está autorizada a abrir.