Una cita ineludible para los pontevedreses, un cierre apoteósico de los días de verano, una fiesta creada por y para la gente, un viaje al siglo XV, una ciudad en pie de fiesta, una vivencia única de familias y vecinos, esto y más es la Feira Franca.
Desde hace años, la Boa Vila celebra que tuvo un mercado libre de impuestos de un mes de duración. Un tiempo del privilegio concedido a Pontevedra por el rey Henrique IV, en el año 1467.
El casco viejo de la ciudad del Lérez llenara de damas y caballeros, de artesanos y canteros, herreros, palilleiras, cesteiros, olleros, redeiras, carpinteros, músicas, juglares, campesinos, toneleiros, artistas, comerciantes y algún leproso.
Una puesta en escena que toma forma desde el año 2000 con la organización de diversas actividades lúdicas de raigambre histórica, que van desde la representación del transporte del vino o el torneo medieval, hasta los espectáculos de cetrería, tiro con arco, esgrima o las exhibiciones de música y danza.
El espectáculo de este viernes en la Ferrería dio inicio a la cita medieval, declarada Fiesta de Interés Turístico por la Xunta de Galicia en 2013.
Por la noche, mientras se recogía el escenario de la Plaza, un revuelo de vecinos montaba los puestos para tener todo preparado este sábado cuando millares de personas se vestirán de época para comer en las plazas y calles, en mesas montadas y decoradas siguiendo las pertinentes normas estéticas y utilizando tan sólo materiales existentes en la segunda mitad del siglo XV.