El cine Cinexpo de Pontevedra, situado en el Centro Comercial Vialia - Estación de Renfe, está siendo objeto de críticas tras las experiencias desagradables vividas recientemente por socios de la Asociación Socio Sanitaria Enfermedades Inflamatorias Intestinales y Ostomizados (ASEII).
Lara De Saa, Víctor Loira y Ángela Paz han compartido sus testimonios, en los que manifiestan una preocupante falta de consideración hacia las personas con discapacidades y enfermedades crónicas.
Los hechos relatados por los dos primeros ocurrían en la última semana del mes de octubre; el tercer caso, fue en el contexto de una reclamación que hace 8 años logró cambiar las normas de acceso a estos cines para personas con enfermedades crónicas. Una victoria que, a la vista de las recientes experiencias, parece haber vivido un retroceso.
EL INCIDENTE DE LARA DE SAA
El 30 de octubre, Lara De Saa, vocal de la Asociación Socio Sanitaria de Enfermedades Inflamatorias Intestinales y Ostomizados, vivió una experiencia frustrante en el cine Cinexpo de Pontevedra, donde se le impidió ingresar con su bastón, una herramienta indispensable para su movilidad debido a su enfermedad rara y discapacidad.
Al acceder al interior del establecimiento y escanear su entrada, un empleado le informó de que no podía ingresar a la sala de cine con el bastón, alegando razones de seguridad.
"Yo le dije al empleado: es que no lo entiendo, ¿es como si fuera a ponerme a dar bastonazos o qué? Entonces si va alguien en silla de ruedas, ¿le quitas la silla?; o si va alguien con gafas, ¿le quitas las gafas por si corta a otros?. Es que no tenía sentido ninguno lo que me dijo para impedirme entrar con el bastón", expresa Lara.
El empleado le proponía llevarse el bastón para devolvérselo una vez que terminase la película y abandonase las instalaciones. "Pero yo lo necesitaba para moverme, para subir y bajar las escaleras de la sala o si tengo que ir al baño", exclama.
"Estamos hablando de que una persona con discapacidad, que lo necesita (el bastón). Es como poner así aún más trabas a nuestra situación, que ya de por sí es complicada por la discapacidad", reflexiona indignada.
Aunque finalmente le permitieron el acceso, lamenta haber pasado por esa situación. "Dentro de lo malo, me pasó estando con mi madre. Pero yo muchas veces voy al cine con mis sobrinas pequeñas. Si se ponen así un día que vaya con ellas, pues se asustarían mucho, y yo también".
Paradójicamente, en las anteriores ocasiones que visitó este mismo cine nunca le habían puesto impedimento para acceder con su bastón de apoyo. Tampoco en otros lugares de extrema seguridad, como aeropuertos o museos, ha vivido un incidente similar.
La tensión no remató en ese momento. Al terminar la película pidió en la taquilla una hoja de reclamaciones. Allí la derivaron al piso de arriba, pero en ese momento no había nadie para atenderla.
"Entonces, como ya era tarde, y yo ya estaba cansada por tema de mi enfermedad, me marché", relata Lara. Al día siguiente, se encaminó a los cines para pedir la hoja de reclamaciones, pero le informaron que hasta media hora más tarde no podía acceder a las instalaciones, pese a que estaban abiertas al público. Como tenía un compromiso, decidió marcharse y regresar al día siguiente, el viernes 1 de noviembre y de nuevo todo fueron trabas.
"El empleado que estaba, que debe ser el encargado, porque fue el que después firmó, se me puso todo chulo, preguntándome que para qué quería una hoja de reclamaciones. Y le dije que era para contar lo que me había pasado", explica Lara. Intentó disuadirla para que no presentase la queja: "total, si al final te han dejado pasar...", expuso.
Una vez cubierta la hoja de reclamaciones, la firmó y se la entregó para que le dieran una copia. "Entonces, el empleado dijo: bueno, pues ahora te esperas que yo tengo que ir a sellarla. Y tardó media hora en subir para poner un sello y volver", exclama Lara, quien está segura de que lo estaba haciendo a propósito. "Y aparte de eso, con muy malas formas. Era como que, encima, yo me tendría que sentir mal por pedir una hoja de reclamaciones en vez de ser todo lo contrario. Entonces, nada, la experiencia fue horrible".
LA URGENCIA DE VÍCTOR LOIRA
Dos días antes que Lara, Víctor Loira, vicepresidente de ASEII, tuvo también una experiencia desagradable en este cine. En su caso, se había acercado al recinto a consultar la cartelera.
En ese momento, atrapado por una necesidad urgente debido a un fallo en su bolsa de ostomía, le preguntó a una empleada dónde estaban los baños y le indicó que "subiendo a mano derecha". Los aseos de la planta baja, junto al acceso al cine, se encuentran desde hace un tiempo clausurados.
Según el relato de Loira, al llegar, muy apurado, a la primera planta se topó con dos trabajadores que le impidieron entrar, alegando que el baño era de propiedad privada. "Les pedí hasta tres veces que, por favor, tenía una necesidad urgente de ir al baño y me dijeron que iban a llamar a seguridad", enfatiza.
"No tendría que explicarle a nadie mi situación personal. Lo único que pedía era acceder a un servicio básico de forma digna", afirmó Loira.
El tiempo apremiaba y, ante la negativa, Víctor tuvo que improvisar, vaciando su bolsa de ostomía en una papelera.
Explica Víctor que "cuando se rompe la bolsa, como fue este caso, si no la vacío a tiempo, revienta, los ácidos me quemarían la barriga y también me mancho". Además, subraya que hasta que no va al baño no puede saber hasta qué punto está afectada la bolsa. "Es mucha impotencia, por eso decidí vaciar la bolsa en la papelera".
Solo entonces, los empleados le permitieron acceder al servicio, aunque el daño ya estaba hecho. El retraso había provocado que la bolsa de ostomía se rompiera, lo que obligó a Loira a regresar a su casa para cambiarla, ya que no consideraba higiénico hacerlo en esas instalaciones.
"Cuando bajé, pedí la hoja de reclamaciones y no me la quisieron dar porque me dijeron que yo no era usuario del cine", continúa. Víctor está seguro de que "estaba en todo el derecho de reclamar esa situación por la manera en que me atendieron". Después de un "rifirrafe" por no facilitarle la hoja de reclamaciones "al final me dio un ataque de ansiedad y me fui, porque si no, íbamos a acabar mal".
Al igual que Lara, insiste en que en otros lugares nunca le han puesto impedimentos para acceder a un aseo en caso de necesidad. En concreto, recuerda dos episodios recientes en una cafetería y un comercio: "me dijeron que pasase al baño sin problema".
ÁNGELA PAZ Y LA VALORACIÓN DE ASEII
La presidenta de ASEII, Ángela Paz, indica que este no es un problema nuevo. En junio de 2016, la asociación ya había denunciado públicamente a estos mismos cines junto a la Asociación de Niñas, Niños y Gente Joven con Diabetes de Galicia (ANEDIA) por no "permitirnos entrar con nuestras mochilas al cine: a los diabéticos por llevar su insulina, además de alimentos, y a los de crohn, colitis ulcerosa y ostomía por llevar nutrición, así como bolsas de ostomías y sus complementos", enumera.
Recuerda Paz que ella misma tuvo que enfrentar una situación desagradable en este cine, cuando un empleado le ordenó dejar la mochila, en donde portaba todos los utensilios para su bolsa de ostomía y una nutrición especial, en una taquilla fuera de la sala de cine.
"Que no te dejen entrar con la mochila, crea una situación ansiosa y conlleva que no disfrutes realmente de lo que te están ofertando y, al final, dejas de ir al cine, que fue lo que hice yo, desde hace 8 años he dejado de ir al cine en Pontevedra", señala.
Tras escuchar las vivencias de sus compañeros, le parece increíble que "lo que se acordó en el año 2016 quedase en agua de borrajas y no se consiguiese mejorar".
Puntualiza que "los cines no son conscientes de lo que realmente estamos pidiendo, porque somos más de 5.000 personas con distintas disfunciones y diversidades orgánicas en España, con movilidad reducida incluida, que por estas causas dejamos de ir al cine y, por tanto, pierden clientes".
En este sentido, apunta que una formación adecuada del personal evitaría situaciones de este tipo que, "por desgracia", ASEII tiene constancia que no es un tema puntual en Pontevedra, sino que se repite en otros lugares de España, sobre todo en centros de ocio y parques de atracciones.
"Sin embargo, con guardas de seguridad nunca hemos tenido este problema, porque están formados para saber que, por ejemplo, llevamos una tijera quirúrgica que no es un arma, porque tiene las puntas redondeadas y la necesitamos para manipular la bolsa de ostomía", manifiesta la presidenta de la asociación.
A raíz de estos eventos, ASEII se ha comprometido a elevar su queja a todos los partidos políticos y a la dirección de Cinexpo, esperando que se tomen medidas efectivas que aseguren un "acceso inclusivo y respetuoso" para todos los usuarios.
LA RESPUESTA DESDE LA EMPRESA
Este medio ha intentado contactar con la empresa que gestiona los cines Cinexpo, el Grupo Galicine, para obtener su versión sobre los incidentes reportados.
La persona que respondió a la llamada desde la sede en A Coruña pidió no ser identificada como representante de la empresa, ya que su trabajo era meramente administrativo.
Declinó transferir la llamada a una persona con responsabilidades en el Grupo Galicine pero afirmó que no tenían conocimiento de los hechos ni de la presentación, una semana atrás, de la reclamación por el incidente del bastón.
"Desconozco totalmente el tema y creo que no hay nada raro ni nada por el estilo. Si me dice que la persona presentó una reclamación en el propio cine, pues cuando nos llegue la reclamación se le contestará a esta persona", señaló.
Sobre las políticas de acceso, reafirmó que las condiciones están claramente especificadas en su página web y que invitan a la asociación ASEII a ponerse en contacto con ellos para proporcionar más información sobre el suceso.