El arquitecto pontevedrés César Portela ha ingresado este sábado en la Real Academia Galega das Belas Artes como académico de honor, en un acto que se ha celebrado en el Pazo Baión, en el municipio pontevedrés de Vilanova de Arousa.
El presidente de la academia, Manuel Quintana Martillo, ha asegurado que la entidad ha saldado una "deuda histórica" con uno de los nombres más relevantes de la arquitectura gallega, cuyo trabajo "debe ser considerado como una riqueza patrimonial allá donde está".
Portela, según Quintana, "ama la arquitectura, siente su trabajo, busca la dimensión más profunda e integradora y pone todo su saber al servicio de la sociedad en su conjunto".
Suyos son, entre otros, el cementerio de Fisterra, la estación de autobuses de Córdoba, el Museo del Mar de Galicia (Vigo), el Paseo de l’Axe de l’Indépendance en Argel (Argelia), el Edificio Domus (A Coruña), el Museo de Etnografía de Toga-mura y el Ponte Azuma en Shimminato (Japón) o el Museo de Ciencias Naturales de Galicia (Santiago de Compostela).
En su discurso, el arquitecto de Pontevedra ha señalado que su ingreso en la academia le llena de "emoción, satisfacción y orgullo", centrando su intervención en su visión profesional sobre la arquitectura, "una disciplina entre el arte y la técnica".
El Premio Nacional de Arquitectura en el año 2000 ha explicado que la arquitectura "es aquello que la naturaleza no puede hacer", un arte que además "debe satisfacer la necesidad de crear espacios habitables" que, además de ser bellos, deben ofrecer "seguridad, abrigo y confort".
"Los arquitectos no podemos limitarnos sencillamente a soñar. Tenemos también que construir y poner arte y técnica al servicio de la sociedad", ha manifestado Portela, que ha defendido que eso convierte a la arquitectura "en algo de necesaria utilidad, imprescindible y nunca gratuita”.
La buena arquitectura, según el flamante académico de honor, es aquella capaz de lograr "solidez, confort, riqueza espacial y formal", buscando también la mayor economía de medios, es decir, "sencillamente hacer más y mejor con menos medios".
Desde una visión más transgresora, César Portela afirmó que la arquitectura no tiene por qué renunciar al espectáculo, pero debe conseguirlo a base de "calidad espacial, formal y constructiva" y ofreciendo soluciones "brillantes" con elementos constructivos "adecuados".
"No podemos destruir la naturaleza, sino que tenemos que respetarla, sublimarla y enriquecerla", ha sentenciado.
Su discurso ha sido contestado en nombre de la Academia por el miembro numerario de la Sección de Arquitectura, Xosé Manuel Casabella López.
Ha apuntado que para Portela la arquitectura "es una pasión, una toma de partido a favor de los valores del paisaje y de la ciudad, tratando siempre dar respuesta al lugar, de ordenar su entorno y construir los espacios en los que habitamos".
Casabella ha subrayado que la arquitectura de Portela "se percibe" y se capta el interés y preocupación por la configuración del espacio, ofreciendo un "concepto radical", al huir de la autoestima del autor y centrándose en la funcionalidad y belleza de la obra.