Acabar con el denominado "furtivismo de bañador", que se da cuando los turistas llegan a las playas gallegas y cogen marisco, es el objetivo de la campaña que acaba de poner en marcha la Xunta de Galicia en las playas gallegas que reciben más visitantes durante la época estival y que, al mismo tiempo, cuentan con mayor producción marisquera.
La campaña, que tiene como lema Non sexas pirata! Á praia vense a gozar, non saquear, llegó este viernes a la playa de Raxó, en Poio, uno de los municipios pontevedreses en los que se actuará.
Hasta allí se desplazó la conselleira de Mar, Rosa Quintana, que destacó la importancia del marisqueo en esta zona, pues los mariscadores representan más de la mitad de los miembros de la cofradía de Raxó.
Quintana hizo hincapié en que el objetivo de esta acción es concienciar a la ciudadanía sobre la importancia del marisqueo y la ilegalidad que supone la extracción de marisco sin permiso de explotación.
Con el objetivo de poner en valor esta actividad y mostrar el trabajo que hay alrededor del marisqueo y que desarrollan sus profesionales, se realizarán un total de 50 acciones, que consisten en una dinámica de juego educativo.
Para desarrollarla, la Xunta solicitó la implicación del sector enviando a principios de julio una misiva a todas las cofradías de Galicia para informarlas de su puesta en marcha.
En este sentido, la conselleira destacó la importancia de luchar juntos contra la problemática del "furtivismo de bañador", poner en valor la labor de los mariscadores y mariscadoras profesionales y hacer un llamamiento a la responsabilidad de cada bañista.
Tras estar en Poio, la campaña llegará a varios municipios de la provincia, entre ellos A Illa de Arousa. Así, estará en las playas del Vado y Area de la Secada el 12 de agosto y en las de Salinas, Espiñeiro, Riasoón, Cabodeiro, Sapeira, Lavanqueira, Camexe y Camaxiñas entre los días 15 y 17 de agosto.
En relación a la problemática del furtivismo en las playas, Rosa Quintana explicó que cada verano el Servicio de Guardacostas realiza entre 500 y 1.000 inspecciones en los arenales gallegos, en las que incluso se llegan a decomisar más de una tonelada de marisco.
En este sentido, dijo que el furtivismo es un problema socioeconómico, ya que afecta a los mariscadores profesionales que tienen permiso de explotación, siembran el marisco, limpian las playas y pagan unos impuestos.
También es un problema medioambiental, añadió, porque supone un perjuicio para el ecosistema y de salud, pues puede suponer un riesgo para quien consume producto extraído y comercializado de manera ilegal al no haber pasado ningún tipo de control que lo avale.