Las excavaciones arqueológicas realizadas nos últimos tres meses en el convento de Santa Clara permitieron realizar un trabajo "muy exhaustivo", la "mayor intervención de este tipo realizada en Galicia" hasta ahora, en palabras del vicepresidente de la Deputación de Pontevedra, César Mosquera. Y ahora que ya están "prácticamente finalizadas", toca hacer balance. En síntesis, permite realizar un acercamiento mucho más preciso a la historia del recinto, su evolución y la manera de vida de la comunidad de monjas clarisas durante 750 años.
Un primer balance hablaba del hallado de más de 2.000 piezas, pero el nuevo resumen realizado este viernes ya permite elevar esa cifra a aproximadamente 8.000. El director de la excavación, Rafael Rodríguez, dio a conocer que en total realizaron 780 metros cuadrados de excavaciones que llevaron a "abrir más interrogantes que respuestas aportó", algo que "a nivel arqueológico es bueno".
El director del Museo de Pontevedra, Xosé Manuel Rey, explicó que "habrá preguntas para las que no habrá respuesta", pero, así y todo, ya hay muchos más datos, pues cuando el Concello compró el convento y lo cedió a la Deputación, no se conocía prácticamente ningún detalle.
Al ya sorprendente hallazgo de un anillo de oro con una Cruz de Malta datado en el siglo XVI o incluiso anterior, se suman ahora curiosidades que permiten conocer la alimentación, la economía o el comercio en el convento a través de distintos siglos.
Así, por ejemplo, se encontraron "xícaras" –pequeñas tazas- que demuestran, según Rafael Rodríguez, que "las monjas de Santa Clara consumían chocolate en el siglo XVI", una época en la que no era un alimento de consumo habitual.
Sobre la economía, lo que dan a conocer estos nuevos hallazgos es que muchas de los novicias procedían de "familias nobles", pues hay piezas de cerámica de Talavera o de cerámica italiana del siglo XVI que "no la podía tener una familia cualquiera", sino que era las familias con más posibles las que llevaban a sus hijas a este convento, que en aquel momento estaba "en auge".
Ya en lo que tiene que ver con el comercio, esas piezas de cerámica localizadas permiten deducir que al puerto de Pontevedra, muy importante durante siglos, llegaba comercio de todo el mundo. Así, lo que "más sorprendió" a Rafael Rodríguez fue la aparición de cerámica china que probablemente llegó a Sevilla a través de la Ruta de la Seda y, desde allí, al puerto pontevedrés.
Entre las 8.000 piezas localizadas tienen especial peso las cerámicas -además de 26 monedas datadas entre los siglos XV y XX, incluidas pesetas y duros- y entre las eres había restos procedentes de Inglaterra, Italia, Bélgica o Alemania, un auténtico "muestrario de lo que es la cerámica de lujo de la edad moderna".
César Mosquera recordó que los elementos encontrados en el convento son muy similares a los también aparecidos en las excavaciones de la zona del Burgo, demostrando que las relaciones del convento con el resto de la ciudad eran "elevadas".
Los trabajos también permitieron definir las diferentes fases constructivas del convento desde que se fundó en 1.272 con la donación del terreno de una noble pontevedresa, Mayor Pérez, a la Orden de las Clarisas. Las obras comenzaron la finales diera siglo XIII y no finalizaron hasta finales del XIV. Inicialmente tenía un claustro con forma de U abierta que estaba cerrado a través de otra estructura anexa en los siglos XIV y XV entre el claustro y el edificio de las Misiones.
El convento, según Rafael Rodríguez, fue un espacio "dinámico, de mucho movimiento, y vivo" y se puede deducir que la edificación pretendía seguir en paralelo a la iglesia y al muro, pero no se llegó a completar y de que hubo otra construcción del XIV al lado de la otra ala del claustro, donde estarían la cocina y el reflectorio viejo. En el siglo XVIII hubo una profunda modificación general y se añadió un edificio nuevo, donde ahora están las celdas.
La parte rectangular de la iglesia fecha del siglo XIV con un ábside también cuadrangular y el actual es de un siglo después. En cuanto al retablo actual, es ya el tercero, del primero nada se sabe, el segundo es del siglo XVI encargado a Cornelis de Holanda y el actual es barroco del siglo XVIII.
César Mosquera, Xosé Manuel Rey y Rafael Rodríguez dieron cuenta de estos hallados este viernes acompañados por la directora de gestión del Museo, Sonia Mateos; la restauradora Aldara Rico; la antropóloga Clara Veiga; y el arqueólogo técnico Eduardo Velázquez.
Mosquera valoró que estos hallazgos permiten poner la base "para pensar en cómo reconstruir o rehabilitar el conjunto" y Rey indicó que aún queda "mucho por investigar", pero ahora ya se puede hacer una tarea de puesta en común de todas las fuentes de información existentes sobre el convento y, cotejando los hallazgos arqueológicos con la documentación, avanzar más en la historia del convento y definir sus usos futuros.