Un científico compostelán en Holanda logró crear un árbol diez veces más fino que un cabello humano, que desde este viernes se exhibe en el barrio do Piñeiriño, en Vilagarcía de Arousa.
De esta manera, vuelven a hacer historia en el mundo de los árboles de Navidad microscópicos, según dicen sus promotores.
Si el pasado año sorprendió a toda España con un árbol natural de solo dos centímetros creado por la artesana Marián García, este año va más allá al acoger el árbol de Navidad más pequeño del mundo, una obra de ingeniería invisible al ojo humano.
La historia de esta nueva hazaña comenzó en una comida de Navidad en un restaurante de Maastricht (Holanda), donde un grupo de científicos del laboratorio MERLN hablaban sobre el árbol vilagarciano del año pasado.
El científico compostelán Adrián Seijas, presente en la conversación, propuso el reto de superarlo.
Junto con su compañera Elisabetta, Seijas diseñó un árbol completo, con estrella y bolas incluidas, que fabricaron en una clean room mediante una máquina de polimerización por dos fotones.
El resultado: un árbol tan diminuto que solo puede verse con un microscopio electrónico, siendo diez veces más pequeño que el diámetro de un cabello humano.
El científico gallego decidió que esta obra única tenía que estar en Vilagarcía, y contactó con la asociación vecinal Breogán para hacerles entrega de esta joya microscópica.
Desde este viernes 6 de diciembre, el nuevo árbol puede contemplarse en O Piñeiriño, junto a su "hermana mayor" de dos centímetros creada por Marián García, que el año pasado ya había hecho historia como el árbol natural más pequeño de España.