A última hora de la mañana de este lunes, el Concello de Pontevedra procedió a apuntalar el crucero instalado en el atrio de la capilla de San Mauro. Un coche lo dañó el pasado miércoles y se generó una grieta que en los últimos días ha ido a más, hasta tal punto que este lunes ya estaba "a punto de caer".
Los vecinos pidieron en los últimos días este apuntalamiento, advirtiendo que "nos tememos que en dos o tres días va a caer" y este mismo lunes el presidente de la asociación vecinal de Mourente, Eulogio Sartier, acudió al Concello para pedir la actuación. Poco después, personal municipal acudió a proteger el crucero.
Sartier muestra su preocupación por el estado del crucero, que data del siglo XIX y, además, reclama que se actúe para evitar nuevos daños. En lo que va del año 2024, ya sufrió destrozos tres veces y consideran que es preciso actuar antes de que ya sean irreversibles.
Así, el presidente de la asociación vecinal explica que en la última reparación, hace apenas mes y medio, una arqueóloga ya les comentó que "si cae otra vez, desaparece la cruz".
En esta ocasión, el pedestal se movió, el varal sufrió una grieta en la mitad y el crucero empezó a inclinarse poco a poco. De momento, la cruz no ha caído, pero está cada vez más inclinado. Confían en que los puntales instalados este lunes frenen este deterioro.
Los vecinos reclaman que el crucero regrese a su anterior ubicación, situado más hacia el medio de la plaza, pues consideran que la localización actual, elegida por el párroco sin consultar con los vecinos, expone más al crucero. Está situado frente a la entrada del atrio y en un lugar por el que acceden los vehículos, de modo que "queda más justo y los coches es más fácil que choquen".
Esta situación actual con el crucero tiene relación directa con el hecho de que esta plaza se haya convertido en un lugar de aparcamiento.
Los vehículos estacionan en esta zona propiedad de la iglesia a pesar de que en uno de los accesos el cura ordenó la instalación de pivotes de piedra y una señalan indica que está prohibido aparcar y en el otro hay una señal que indica que tan solo se puede aparcar para servicios religiosos.
Tras este último incidente de la pasada semana, el cura ordenó instalar una cadena en este segundo acceso en el que no hay pivotes y generó cierto malestar porque varios coches quedaron aparcados dentro, tras la cadena. Sin embargo, el domingo alguien rompió ese cierre y este lunes ya había nuevos vehículos allí estacionados.
Los vecinos coinciden en que es preciso regular el aparcamiento, pues "el crucero es más importante que aparcar los coches", pero apuestan por buscar otras soluciones.
"Hay que hacerlo lo mejor posible", indican. Y proponen, por ejemplo, como cambiar el crucero de sitio y acordonar la zona que afecta al crucero y al acceso a la capilla, dejando el resto como estacionamiento.
Ahora mismo, su prioridad es el estado del crucero, sobre el que ven que "cada vez va a peor", y cuestionan la actitud del cura de la parroquia, que no hace nada por dialogar y buscar una solución para este crucero, "la insignia de nuestro barrio".