A casi 9.000 kilómetros de Pontevedra, en Bangladesh, hay 4 millones de personas trabajadoras de la confección que producen la ropa que hoy lucen muchos pontevedreses. Sus condiciones laborales, en muchas ocasiones, son de explotación. Así lo recuerda la red Ropa Limpia a través de su campaña 'Arranxemos a moda!', llevada a cabo por la organización gallega Amarante Setem en la ciudad.
En la calle Santa Clara se sitúa la tienda compartida entre Amarante y Boa Vida. Allí se pueden encontrar productos de comercio justo, es decir, que prescinden de intermediarios como una alternativa más solidaria para miles de familias de países pobres. Además, se dan salida a prendas de segunda mano con el objetivo de dar trabajo, a través de los beneficios obtenidos, a personas en riesgo de exclusión social en Pontevedra.
Fernanda Couñago, directora de Amarante, explica su labor dentro de la campaña Roupa Limpa, una iniciativa que ya reúne a 17 países europeos, y en la que la asociación participa desde hace varios años. El 24 de abril de 2018 se cumplen 5 años desde la muerte de 1.134 empleados en un edificio de Bangladesh que albergaba cinco talleres de confección, un hecho que la red no quiere que caiga en el olvido.
Por ello, el jueves 5 de abril a partir de las 11.00 horas y el día 12 a partir de las 17.30 horas, en Benito Corbal, se repartirán libretos informativos para concienciar a los pontevedreses sobre la situación que viven los trabajadores en en los países que confeccionan la moda que se consume en Europa. En ellos se hace un llamamiento a cualquier ciudadano que quiera participar, dándole la posibilidad de entregar una postal a las tiendas de moda donde compra habitualmente, reclamando transparencia a través de la publicación de una lista con las empresas proveedoras de sus prendas.
PRODUCTOS DE COMERCIO JUSTO
El gesto simbólico guarda una preocupación que va en aumento en Pontevedra. Couñago cuenta que los ciudadanos se muestran cada vez más concienciados respecto a esta problemática y afirma que, a pesar de la crisis, los pontevedreses siguieron consumiendo productos de comercio justo. En su tienda ya hay clientes fieles desde hace más de diez años que suelen comprar productos como la panela, el café o el chocolate, procedentes de América Latina y África. Además, a través de su grupo de consumo de productos ecológicos, ya son 20 las familias que compran alimentos directamente a los productores de la comarca, fomentando el apoyo rural y el comercio local.
Comprar en tiendas de comercio justo, asegura la directora de la organización, contribuye a que miles de familias en todo el mundo salgan de la pobreza. Los productos que se venden cuentan con un precio digno capaz de asegurar un sustento a los trabajadores, que además invierten los beneficios en su comunidad para que logren ser auto sostenibles.
Las nuevas generaciones son clave para dar continuación al movimiento. Cada vez es más común ver a jóvenes iniciándose en la causa a través de la tienda pontevedresa. Aunque en general son los padres los que se encargan de comprar en ese tipo de locales, desde hace un tiempo Couñago observa que los menores de 25 años se acercan buscando algún regalo o detalle pequeño, algo que no ocurría anteriormente.
La razón del cambio, afirma, es la labor de los centros educativos pontevedreses, que ponen esfuerzo por informar sobre este tipo de alternativas. A través de charlas impartidas por la propia organización, se consigue que los más jóvenes empiecen a preocuparse por esta iniciativa que nació hace más de 30 años, y que no parece perder fuerza.