La banca, según alerta el sindicato CIG, está aprovechando la pandemia de la covid-19 para "forzar" a la clientela a abandonar las oficinas y a usar la banca electrónica y los cajeros. Esta situación, denuncian los trabajadores, provocará despidos masivos y peor atención al cliente.
Ese es el caso, por ejemplo, del Banco Santander. Representantes sindicales de CIG se han concentrado ante las dos oficinas que la entidad tiene en Pontevedra, en Gutiérrez Mellado y Michelena, para protestar ante un ERE que afectará a unas 5.000 personas en toda España.
La responsable de Banca en el sindicato CIG, Rosa Conde, ha denunciado que esta medida es una "agresión brutal" a los trabajadores que provocará además una "atención precaria" a los clientes debido al cierre previsto de unas 79 oficinas en Galicia.
Estas sucursales, ha añadido Conde, se van cerrar "sobre todo" en zonas rurales, lo que dejará "totalmente desatendidos" y sin servicio a miles de gallegos.
La entidad que preside Ana Botín, según la CIG, alega motivos económicos para esta nueva reestructuración, que va acompañada de una "campaña agresiva", ha alertado la portavoz sindical, para dirigir a clientes a "canles alternativas" como la banda electrónica.
Esta situación provoca, denuncia Rosa Conde, una gran "vulnerabilidad" en amplios sectores de la población que por edad o por dificultad de acceso a internet no tienen la capacidad para manejarse en estos nuevos canales. Están obligados a recurrir a terceras personas "perdendo así a súa independencia, privacidade e capacidade", señala la responsable de Banca en CIG.
La necesidad de amortizar la red de oficinas "non é real", ha apuntado Conde, que asegura que esta situación se repite en otras entidades que planean fusionarse como Caixabank-Bankia o BBVA-Sabadell, procesos en los que "no se está tendo en conta" a clientes y empleados.
Lo único que persiguen estas grandes corporaciones como el Banco Santander, ha reiterado la portavoz sindical de CIG, es "aumentar a súa conta de beneficios a costa de amortizar postos de traballo", algo que ha calificado como una "agresión sen precedentes".
En los últimos tres años, solo en Galicia, el Banco Santander ha pasado de 2.120 empleados a tan solo 1.700 y el número de oficinas, que estaba situado en 415, se quedará en 150 con los nuevos cierres, según los datos aportados por CIG en esta concentración en Pontevedra.