El agotamiento de la pandemia es más que evidente un año después de que la crisis sanitaria haya empezado. La palabra más escuchada al hablar de esta situación es cansancio. La mascarilla, la distancia, los confinamientos, los cierres perimetrales, la proliferación de noticias sobre la pandemia, los contagios, los síntomas, los fallecimientos, y muchísimas más cuestiones que parecen hacernos vivir en un bucle constante.
La paciencia de la mayoría de ciudadanos a estas alturas parece estar agotada, e incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) le ha puesto nombre a esta crisis, la ya conocida como fatiga pandémica, que describe como "la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo".
Y ahora la esperada vacuna que ha creado nuevas incertidumbres, ¿quién nos diría que un año después del inicio del estado de alarma tendríamos miedo a vacunarnos?
EL CORONAVIRUS EN JÓVENES
Hoy en día todavía se detecta población que cree que por tener corta edad y buena salud están totalmente libres de tener la covid-19. Pero nada más lejos de la realidad, de esta enfermedad no se encuentra exento absolutamente nadie, como llevamos comprobado todo este tiempo, por muy imposible que parezca.
Este es el caso de María D., una estudiante de 21 años que se encuentra cursando cuarto de Fisioterapia en Pontevedra y que, a día de hoy sigue preguntándose como pudo contagiarse. "Un día me desperté y no me sabía el desayuno, tenía un resfriado porque era enero y hacía muy mal tiempo, por lo que le eché la culpa a eso ya que no tenía más síntomas".
Esto cuenta María de la primera señal que su cuerpo le dió. "Al día siguiente haciendo deporte en casa me fatigué muchísimo y ahí ya sí que noté algo raro. Nunca había tenido esa sensación, por lo que llamé a urgencias y directamente me enviaron a hacerme la prueba".
Pleno inicio de la tercera ola de la pandemia en España, llegó el positivo y con él su primer pensamiento "¿Como me pude haber contagiado?". A pesar de ella misma definirse como "muy paranoica", en ningún momento hasta el día anterior pensó que pudiese ser covid-19 ya que no había tenido contacto con nadie, excepto con su hermano y sus padres que no tenían síntomas algunos.
"Cuando me llamaron los rastreadores no se creían que no tuviera más contactos cercanos siendo tan joven, pero era verdad". A María le coincidió el positivo en su periodo de descanso de las prácticas en hospital que realizan durante todo el curso los estudiantes del último año de Fisioterapia, solo ella dio positivo en su casa y no había tenido contacto con nadie más los días anteriores. "Me alivió mucho, ya que mi mayor preocupación era poder contagiar a mis padres, por lo que me encerré completamente en mi habitación". Cuenta que recuerda esos días con mucha soledad, ansiedad e incertidumbre, ya que "todavía no sabemos a día de hoy de donde salió el virus".
María asegura que sus síntomas fueron principalmente pérdida del gusto y del olfato, dolor muscular, fatiga y pérdida de pelo. "Las articulaciones me dolían muchísimo, cuando respiraba sentía algo que no había sentido antes y me fatigaba hasta al hablar" afirma María de su primera semana con covid-19. Esta joven volvió a dar indeterminado en su segunda PCR y tuvo que esperar para que acabaran sus días entre la cuatro paredes de su habitación hasta el 3 de febrero, 17 días después de su positivo.
LA COVID EN LOS HOSPITALES
María nos cuenta que lleva haciendo prácticas sanitarias de Fisioterapia en diferentes hospitales desde septiembre, teniendo contacto directo con los pacientes cada día. "La gente tiene miedo a los sanitarios desde el inicio de la pandemia por el simple hecho de trabajar en los hospitales, en cambio, para mi es el sitio donde me siento más segura, donde más limpieza y medidas veo que se toman", relata sobre su estancia de prácticas en diferentes centros de Pontevedra.
A pesar de presentar bastantes síntomas ella misma dice haber tenido mucha suerte con esta enfermedad. "En el hospital veo a pacientes con muchísimas secuelas en rehabilitación que pasaron la covid y me parece estremecedor el daño que puede hacerte el virus, incluso una vez que sale de tu organismo". Por este mismo motivo, esta joven de 21 años narra que se siente realmente afortunada, ya que un alto porcentaje de pacientes que supera esta enfermedad puede sufrir secuelas incluso meses después de estar libres de la infección.
VACUNA ASTRAZENECA
"A los estudiantes de cuarto curso de Fisioterapia de la Facultad de Pontevedra nos vacunaron el sábado 3 de abril con AstraZeneca" dice María, a la cuál le coincidió la primera dosis justo dos meses después de que volviese a su vida normal. Afirma que los estudiantes llevaban mucho tiempo luchando porque les vacunasen ya que al final "hacemos el mismo trabajo y tenemos el mismo riesgo de contagio que el personal sanitario graduado".
María lamenta haber estado contagiada poco tiempo antes de recibir la primera dosis de la vacuna, pero se queda mucho más tranquila después de ponérsela. "Tuve síntomas después de ser vacunada: fiebre, sudores, mal estar, la verdad es que no pasé una buena noche, pero fue eso, una noche comparado con todos los días que estuve con los síntomas de la covid, encerrada y con mucha angustia y miedo", asegura a estudiante.
Esta futura profesional sanitaria explica que anima a la población a vacunarse con AstraZeneca , ya que según ella "es algo fundamental y lo único viable para que esta pesadilla se acabe de una vez por todas", sentencia.