En septiembre, el convento de clausura de Santa Clara cerraba sus puertas. La Orden de Santa Clara decidía trasladar a Santiago de Compostela a las tres monjas que residían en el recinto. La avanzada edad de dos de ellas llevó a la congregación religiosa a tomar esta decisión. Un hecho histórico, ya que el convento permanecía abierto desde el siglo XIII.
Este templo estaba unido a la tradición de las parejas que, antes de casarse, donaban huevos para garantizar buen tiempo el día de la boda. Las monjas en su marcha también se llevaron los objetos de más valor que se encontraban en el recinto, que solo mantiene actividad en el bajo dedicado a la misión diocesana, gestionado por el Arzobispado de Santiago.
Estas instalaciones cuentan con una huerta de 12.000 metros cuadrados lindante con la plaza de Barcelos y el Concello de Pontevedra entiende que ese espacio debe ser aprovechado por la ciudadanía.
Por este motivo, el alcalde Miguel Anxo Fernández Lores ha manifestado su intención de establecer un convenio con la orden religiosa. El primer contacto con Sor Consuelo, la madre abadesas de las clarisas en Santiago, ya se produjo a principios de diciembre yestá previsto un segundo encuentro, también en la capital gallega, a mediados del mes de enero de 2018.
A ese encuentro acudirá la madre presidenta de la Federación Bética de las Hermanas Pobres de Santa Clara, Sor María del Rosario Sánchez Muñoz, que es quien tratará con el alcalde pontevedrés las posibilidades que se estudian para este amplio espacio situado en el centro de la ciudad.