El impulso del tejido comercial en la Pontevedra del siglo XX conllevó incrementar la presencia de la mujer en el ámbito laboral urbano. Ellas eran fundamentalmente las que se encargaban, bien de la venta ambulante de verduras, frutas, tejidos, etc..., bien de atender tras los mostradores de los comercios. Sin embargo, esa visibilidad de la mujer en la actividad comercial, no era sinónimo de independencia económica, ni de igualdad salarial. Ramón Rozas, esboza en Do Gris ao Violeta aquella capital de provincia. Extrae además de la memoria colectiva nombres como el de Dolores Trabado, Dolores Calviño, María "la del carrillo" o Mari Carmen "la emperatriz".
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