La Selección Española Absoluta Femenina de Fútbol está de vuelta en Galicia, tras el encuentro del pasado mes de diciembre en Pasarón, y nada más aterrizar en A Coruña todas las miradas se han centrado en la pontevedresa Teresa Abelleira.
La centrocampista del Real Madrid ha sido la protagonista este lunes junto a la seleccionadora nacional de la rueda de prensa previa al partido que disputará España el martes día 16 (19.00 horas) frente a Bélgica en el estadio coruñés de Riazor. Se trata del último choque de la fase de clasificación para el Europeo de Suíza, para el que la Selección sacó billete precisamente en Pontevedra, y además del último encuentro que disputarán antes de los Juegos Olímpicos, que arrancan ya en pocos días en París.
Por ello, tras la derrota sufrida en el último compromiso en la República Checa (2-1), Tere ha asegurado que "tenemos ya ganas de volver a competir y sacarnos la espina del otro dia, irnos con mejores sensaciones a los Juegos Olímpicos que es lo realmente importante este verano".
La pontevedresa ha reconocido que perder el último encuentro "es verdad que fue un palo pero siempre nos lo tomamos como una oportunidad de mejorar, de corregir errores, somos las mismas jugadoras antes y después del partido. Cuando hay una derrota no somos tan malas de repente ni por llevar una estrella en el pecho somos tan buenas. La confianza está intacta y con más ganas todavía de solucionar los errores que tuvimos".
Abelleira centró además la atención en A Coruña por su pasado como futbolista del RC Deportivo. "Cuándo entré por la puerta del estadio me vinieron muy buenos recuerdos. Siempre digo que mis cuatro años en A Coruña fueron increíbles, es una suerte haber llevado la camiseta del Depor. Venir aquí a jugar con la Selección Española es una alegría inmensa", ha revelado.
"Este año tuve suerte, tanto en Pontevedra como estar aquí en A Coruña. Jugar en casa después de tanto tiempo es una alegría", defendió Tere a preguntas de los medios de comunicación recordando que "aquí fue cuando por primera vez me sentí profesional y me hicieron profesional. Llegué muy pequeña con 16 años y cuando me fui tras debutar en Primera División era otra jugadora, más madura. Me dieron mucha confianza aquí y me apoyaron un montón".