Ni fútbol, ni goles, ni casi disparos a portería, ocasiones de peligro o jugadas de mérito. Pontevedra y Marino de Luanco se empeñaron en demostrar que para muchos equipos esta Copa Federación es un incómodo trámite, que sólo tiene el aliciente económico para el equipo que consiga llevarse el trofeo a sus vitrinas, y para ello hay que pasar antes un rosario de partidos como el de esta ocasión que poco o casi nada ofrecen al espectador.
Además, como también suele suceder, lo que podría ser una oportunidad para los jugadores menos utilizados, de cara a reivindicarse ante el entrenador reclamando mayor protagonismo ligero, termina por servir para reafirmar que en la mayoría de los casos la falta de oportunidades está más que justificada, a la vista del estado de forma o actitud de algunos.
Frente a un equipo que no atraviesa precisamente su mejor momento, perdido en la mitad de la tabla de la tercera asturiana, el Pontevedra dejó abierta la eliminatoria, debiendo viajar a Miramar con una corta renta que le obligará a un mayor esfuerzo si no quiere tirar la competición. Y lo hizo por falta de intensidad y profundidad en sus acciones.
Baste decir que hasta que llegó el único gol del partido no se había disparado a puerta entre los tres palos ni una sola vez. Y después de ello, ese hecho se repitió en una sola ocasión más. Lo hicieron los visitantes, prácticamente en su única llegada con relativo peligro, con un remate flojo y al centro, que no puso en apuros a Lloves.
La primera parte fue para dormir a cualquiera. Dominio territorial granate, pero sin peligro. Los asturianos no es que no llegasen al área, es que casi ni pisaban campo contrario. Capi tuvo la única ocasión clara, a la salida de un corner, pero mandó el balón a las nubes (minuto 41), en un remate desde el borde del área de meta.
No mejoró el juego en la segunda parte, ni a pesar de los cambios, hasta que una de las pocas galopadas de Anxo por banda (minuto 78) le permite ganar la línea de fondo. Desde allí pone un centro perfecto que rebasa a portero y línea defensiva, para que Miki empuje a puerta vacía logrando el único gol del partido.
El tanto despertó un poco a los protagonistas. El Marino pudo empatar un minuto después cuando Omar Álvarez le gana la espalda y desborda a un despistado Tubo, pero remata casi al banderín de corner.
Luego el Pontevedra pudo ampliar la cuenta en un lanzamiento de falta de Borjas desde la frontal del área, pero el balón se fue al larguero. Fueron cinco minutos en los que pareció que el Pontevedra podría sentenciar si mantenía esa intensidad en sus acciones, pero esa actitud ambiciosa duró lo que un caramelo en la puerta de un colegio. Volvieron las imprecisiones, el no dar dos pases seguidos y el aburrimiento, tanto que el público dio por buena la llegada del final de un partido aburridísimo.
PONTEVEDRA CF (1): Lloves; Miguel (Mouriño, minuto 54), Bruno, Capi, Anxo; Queijeiro (Tomás, minuto 63), Pedro García; Tubo, Jacobo (Borjas, minuto 74), Miki; y Pablo Carnero.
CLUB MARINO DE LUANCO (0): Davo; Pablo Suárez, Samuel, Gabancho, Guaya; Espolita; César (José Ángel, minuto 81), Pablo Hernández, Juanín, Imanol (Dani López, minuto 75); y Álvaro (Omar Álvarez, minuto 73).
Árbitro: Gonzalo Villanueva Carballo (Galicia), auxiliado en las bandas por Carlos Fontán Ruiz y Alberto Gómez Lameiro. Amonestó a Pedro García, por el Pontevedra, y a Imanol y Pablo Hernández, por el Marino.
Goles: (1-0) Minuto 78: Miki.
Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón (Pontevedra). Partido de "ida" de los dieciseisavos de final de la Copa Federación. Unos 400 espectadores.