El año 2020 no está siendo de momento el más propicio para el Pontevedra Club de Fútbol, y es que a pesar de estar ya casi a mediados del mes de febrero todavía no ha logrado vencer ni un solo encuentro en este tiempo.
Los granates han jugado seis encuentros entre enero y febrero, con el resultado de 3 empates y 3 derrotas (8 goles en contra y 3 a favor), o lo que es lo mismo, 3 puntos de 18 posibles. Un mal momento que les ha hecho pasar de pelear por la cuarta plaza y por lo tanto por el play-off (acabaron 2019 quintos a 2 puntos de la fase de ascenso) a mirar de cerca los puestos de descenso despertando fantasmas que parecían pasados.
Los de Carlos Pouso son ahora décimos con 31 puntos, pero a sólo tres de la zona que supondría perder la categoría a final de temporada.
Es cierto que durante este periodo, que se ampliaría a 3 puntos de 21 posibles sumando la derrota en la última jornada de 2019 en San Sebastián de los Reyes, el Pontevedra ha cuajado algún partido notable como el reciente en casa ante el potente Ibiza y que puede invitar al optimismo, pero también es una realidad la preocupante fragilidad que ha evidenciado el equipo en otros momentos, principalmente cuando el rival conseguía tomar ventaja en el marcador aprovechando en muchos casos errores puntuales o de concentración.
Son números cuanto menos inquietantes para el aficionado, y es que para encontrar un precedente similar en un arranque de año natural hay que remontarse al 2011, donde el cuadro granate sólo sumó 2 puntos de 18 posibles en sus seis primeros partidos. Aquel año terminó suponiendo el descenso a Tercera División, aunque cuando comenzó la mala racha el Pontevedra estaba ya a 1 punto de la quema y no quinto como ha ocurrido en esta ocasión.
La única manera de dejar atrás las dudas generadas pasa irremediablemente por vencer el próximo domingo (17:00 horas) en Pasarón al Oviedo B, equipo que precisamente marca la frontera con la zona de descenso. Hay tiempo para la reacción, y sin embargo parece ya toda una final.