Los box de crossfit serán los primeros centros de entrenamiento en abrir en Pontevedra

Pontevedra
20 de mayo 2020

El 25 de mayo, si Pontevedra pasa a la Fase 2 de la desescalada, los centros de entrenamiento podrán volver a abrir bajo estrictas medidas de seguridad como la oferta de espacios y entrenamientos individualizados y material que se pueda desinfectar para cada usuario

Los box de crossfit serán los primeros centros de entrenamiento en retomar la actividad en Pontevedra Mónica Patxot

El 25 de mayo, si Pontevedra logra entrar en la Fase 2 de la desescalada por el coronavirus, Los amantes del deporte podrán dar un nuevo paso hacia la vuelta a la normalidad. El cambio de fase, además de dar mayor libertad para la práctica del deporte al aire libre, permitirá a algunos centros de entrenamiento volver a abrir sus puertas bajo unas estrictas medidas de seguridad. Algo para lo que ya están preparados los dos centros de crossfit de la ciudad, que por su oferta de entrenamiento individual, sin contar el CGTD, son de los pocos gimnasios que podrán reanudar su actividad.

"Tendremos un espacio delimitado e individualizado, con medidas de seguridad y material individualizado y que se pueda desinfectar", explican los propietarios del Box 004 de Crossfit en Pontevedra, Darío Pérez y Luis Lalín. "Lo tenemos todo preparado: distancias de seguridad entre usuarios, medios de desinfección y limpieza", confirman también desde Crossfit Turoqua.

"Se podrá proceder a la apertura de las instalaciones deportivas cubiertas para la realización de actividades deportivas", recoge la Orden del Ministerio de Sanidad publicada en el BOE del 16 de mayo en el que figuran las nuevas normas de seguridad para aquellos territorios que pasen a la Fase 2.

No obstante, el documento puntualiza que "se podrá permitir la práctica deportiva individual siempre sin contacto físico manteniendo las debidas medidas de seguridad y protección, y en todo caso la distancia social de seguridad de dos metros. Asimismo, se respetará el límite del treinta por ciento de capacidad de aforo de uso deportivo".

El elemento diferencial entre estos centros de entrenamiento y otro tipo de gimnasios y que resulta decisivo a la hora de retomar la actividad es "no se pueden dar clases dirigidas como spinning o pilates porque están utilizando un espacio común. Aquí estarán en un espacio individualizado y con más de tres metros de separación entre cada uno. Además, es un entrenamiento individual, no colectivo que es lo prohibido", remarcan en el Box 004. "Nuestras medidas preventivas son complicadas de tomar por otros centros", admiten desde Turoqua.

Aun así, las rutinas de entrenamiento habituales en este tipo de centros tendrán que adaptarse inevitablemente a la nueva normalidad. "Se va a medir la temperatura en la puerta, tendremos una alfombra desinfectante, no podemos usar maquinas aeróbicas, no se podrá salir a correr y tendrán que cambiarse las zapatillas al entrar. Y programación evolutiva porque después de dos meses tirados va a ser como volver a empezar.", detallan Lalín y Pérez.

El uso de mascarillas no está todavía claro. "Si obligan, las implementaremos. Es el nuevo concepto de entrenamiento, fitness y deporte que se va a tener que hacer desde aqui hasta no se sabe cuándo", asumen en el Box 004.

Los principales gimnasios de la ciudad, como el BeOne de Campolongo o el Rías do Sur de Pontemuíños, todavía no tienen una estimación de cuándo volverán a abrir. Y centros de entrenamiento más pequeños y especializados prefieren mantenerse cerrados y esperar acontecimientos.

"Podríamos dar clase de uno en uno, pero la norma no está nada clara", lamenta el propietario del Mace Sport y entrenador de taekwondo, Miguel Cortegoso, que mientras mantiene conversaciones diarias con su asesoría, sigue entrenando a sus pupilos a través de clases por Instagram.

Tampoco la reapertura supone un salvavidas para este tipo de centros de entrenamiento por las limitaciones de aforo y porque muchos usuarios sienten todavía miedo o falta de seguridad para volver a entrenar en un espacio cerrado con más personas.

"Nosotros ya trabajábamos con aforo reducido, por eso no nos afecta tanto. Programaremos más número de clases para equilibrar. El problema es ver cuántos nos entran por la puerta", rematan Pérez y Lalín, seguros de que su box es más seguro que salir a una terraza a tomar un café.