La posibilidad de que Jéssica Bouzas compita en los Juegos Olímpicos está cada vez más cerca de convertirse en realidad.
La tenistra arousana, con su eliminación en primera ronda de Roland Garros, se quedó a muy pocos puntos de entrar en la cita olímpica de París 2024 directa por ránking (la clasificación se cerraba tras el grand slam de tierra batida), dejando a Bouzas como una de las reservas del torneo.
Sólo Sara Sorribes y Cristina Bucsa accedieron directamente a los Juegos en el equipo femenino español, mientras que Paula Badosa renunció a la posibilidad de competir gracias al ránking protegido de la WTA (tras superar una lesión).
Cabe recordar que el torneo olímpico lo disputan en el cuadro individual 64 tenistas, de las que 56 entran directamente por ránking, seis son plazas reservadas por la ITF y dos más son invitaciones. Todo ello con cuatro plazas máximas para cada país.
En esta situación Jéssica Bouzas necesitaba de varias renuncias para optar a los Juegos, y eso es lo que está sucediendo en los últimos días, con mombres sonados del circuito internacional que deciden no competir en París 2024 o bien por problemas con las lesiones o bien para preservar precisamente su físico debido a los continuos cambios de superficie. En este sentido, tras Roland Garros en tierra batida, las principales raquetas del panorama internacional preparan estos días el salto a la hierba de Wimbledon, lo que obliga a una nueva transición de cara al torneo olímpico, de nuevo sobre polvo de arcilla.
Así, en las últimas horas han anunciado oficialmente su renuncia la bielorrusa Aryna Sabalenka, actual número dos del mundo, y la tunecina Ons Jabeur, décima clasificada de la WTA. A ellas se ha sumado también la británica Emma Raducanu, campeona del US Open 2021 y que gozaba de una invitación de la ITF.
Con este panorama, una nueva baja puede convertir oficialmente a Bouzas en una tenista olímpica, un logro que sólo hace unos meses parecía imposible.